Como la Plapla era traviesa comenzó a perseguirlos haciéndoles chistes al perro y al gato.
La Plapla, como seguía con hambre, pensó que el perro salchicha era un pancho y se lo quería comer, pero el gato lo defendió y la atrapó con una soga y la Plapla le suplicó:
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Así, los tres se abrazaron con mucha alegría comiendo sandía en la frutería.