Pilar V. de Foronda
Moradas Primeras
Capítulo 1_1
Es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos,
así como en el cielo hay muchas moradas.
Pensar en una espiral toda de
cristal donde nada quedara
oculto.
Y que desde un mismo lugar se
vieran todos los lugares.
Los del otro extremo.
Los cercanos. Los interiores.
Todas nuestras moradas claras,
diáfanas, armónicas, sublimes.
4
Utópicas.
Todas de cristal.
Así es como se conjuga el espíritu
de Teresa de Ávila en el mío.
Quiero contar con ella e impido
que me sea secuestrada.
Me la apropio y me recreo en su
frase: cada momento tiene su
afán.
1
En ella me cobijo.
Cada morada tiene su emoción,
su sentimiento.
Es tan cercana a mí.
A todos mis aposentos, a todas
las moradas utópicas que quisiera
poder crear.
Como la espiral sin fin por la que
se podría subir hasta el cielo.
Instalación
100 x 100 x 100 cm