Amalfy Fuenmayor
Capítulo 2_7
Siempre a un paso, paso, que nunca acabaremos de andar este camino. Y como a nuestro parecer siempre andamos y
nos cansamos (porque creed que es un camino abrumador), harto bien será que no nos perdamos.
Los pies de Teresa, erguidos escuderos, desnudos
de pretensiones, valientes guerreros, compañeros
fieles en su andar peregrino, son los testigos mudos
del “camino abrumador”, tantas veces recorrido.
Curtidos en la lucha, van teñidos por el dolor que
producen las heridas infligidas por los clavos y las
cercas, metáforas perfectas de la ignorancia y los
prejuicios a los que Teresa tuvo que hacer frente en
la titánica tarea de defender sus ideales.
Su vida monacal, impregnada de oración,
de la diaria labor, de la alegría y la ritualidad
imprimieron en su espíritu el sello indeleble que
llevaría cual estandarte a sus fundaciones y su
trashumancia, “siempre a un paso”, paso firme
y decidido, delinearon la profunda silueta de su
huella cuya sombra llega hoy hasta nosotros con
la fuerza de su verso y el aroma del esparto de sus
sandalias viajeras.
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Ensamblaje sobre madera
33 x 33 cm
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