ALBERTO RODRÍGUEZ VIDRALES
Ese día fue uno de los mejores de mi vida excepto la comida, que todos comieron marisco menos yo. Salvo eso, todo fue genial. Estuve jugando la mayoría del día. Mi padre nos dijo el día anterior que saliéramos a las nueve pero salimos a las diez menos veinticinco entonces no encontramos sitio para aparcar. Nos fuimos a un pueblo no muy lejos de la playa porque si no tendríamos que hacer una caminata enorme así que fuimos al lado de un restaurante y dejamos allí el coche. A la vuelta fuimos a ver a mi hermana que se había quedado a estudiar con nuestra perra. Fuimos jugando mi hermano y yo al atríviate. Algunas preguntas nos las sabíamos pero otras no y acudíamos a nuestros padres. En fin, fue un día especial para mí.