DEDICATORIA
A los pueblos del Pallars, en Lleida, cuyos parajes he recorrido
y admirado, y a sus habitantes por las amistades iniciadas
y el aprecio recibido, en especial en Vilamitjana, Llimiana,
Suterraña, Isona y Tremp.
A las poblaciones de las tierras de Extremadura, donde mis
paisanos de Porto de Sanabria, Zamora, eran acogidos, año
tras año, en la actividad del pastoreo trashumante durante los
difíciles tiempos de los siglos XIX y XX.
A los pueblos gallegos de los Concellos de A Veiga y de
Viana do Bolo, en la provincia de Ourense, cuya buena vecindad
con Porto ha dado lugar a una fructífera relación de
intercambio comercial, basada en la confianza mutua y en la
honradez, y a una hermandad de personas inestimable.
Y, sobre todo, al pueblo de Porto, que es el origen y la causa
de la relación con los pueblos citados y de lo que se narra en
este libro, como homenaje a su gente y a sus antepasados, por
los principios que han encarnado allí donde los llevó la vida:
sacrificio, afán de superación y el trabajo bien hecho, con
espíritu de equipo y cooperación social.