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3ºA y la poesía "La espantosa historia del monstruo y la achicoria" de Guillermo Saavedra

Elegimos esta poesía porque nos causó mucha gracia y entonces la usamos para hacer muchos trabajos.

Así, fuimos a la escuela 22 D.E 4 y presentamos nuestro proyecto sobre la misma. Este monstruo es muy feo, tiene alambras en el pecho y un matambre en la cabeza. Tiene un enano que vive en la puerta de Toscano hecho por su hermano. Y muchas cosas mas.

Texto por Alma, Victoria, Lola y Leticia (3ºA)

Voy a contarles un cuento,

truculento,

de esos de noche de viento,

con episodios violentos y gente con

mal aliento.

Había un monstruo tan peludo

y forzudo

que ni el más valiente pudo

con armas o con embudos

ganarle un partido al ludo.

Tenía dientes en los ojos

y anteojos

sucios y bastante flojos

y el pelo lleno de piojos

y los ojos siempre rojos.

Tenía tres pies, muy torcidos,

percudidos,

y ocho brazos descosidos

en un cuerpo resentido

por no bañarse seguido.

Era más malo que el hambre,

con calambres

y el pecho lleno de alambres

y en la cabeza un matambre

que le robó a Juanjo Cambre.

Era un tipo abominable,

miserable como yogur descartable

o cien canales de cable

con programas detestables.

Su mascota era un enano

con seis manos,

que se acostaba temprano

en la punta de un toscano

fabricado por su hermano.

Era una bestia espantosa,

peligrosa,

gritaba por cualquier cosa,

se afeitaba con baldosas

y odiaba a las mariposas.

Al despertar se comía,

cada día,

quince tías

y un montón de porquerías

tibias, calientes o frías.

Después se ponía un piloto

todo roto,

y salía como un croto

a tirarles porotos

a los que andaban en moto.

Con un palo grande y duro,

este impuro

les pegaba a los canguros

y a los tigres, contra un muro,

los dejaba sin futuro.

Los habitantes de Haedo

tenían miedo,

y en el barrio de Boedo

ni el gran Romualdo Polledo

se atrevió a mover un dedo.

En Caballito, la gente,

muy valiente,

al llegar este demente

mostrando todos los dientes,

le tiraba repelente.

Pero era una imprudencia:

la ocurrencia,

a este animal sin conciencia,

le hacía perder la paciencia

y pegaba sin clemencia.

La ciudad quedó desierta:

muy alerta,

la gente ni abría la puerta

por miedo a quedarse muerta

por esta bestia mamerta.

Todo el mundo le temía,

le rehuían

sus abuelas y las mías.

Y a los propios policías

les temblaban las encías.

Hasta que un día de gloria,

la gran Moria,

nacida en Puente La Noria,

pudo cambiar esta historia

con una simple achicoria.

Descubrió que este animal

sin igual,

se podía poner muy mal

al oler el vegetal

que se llamaba así tal cual.

Puso achicoria en la entrada,

muy odiada,

de la casa despintada

de esta bestia tan cuadrada

que no respetaba nada.

El efecto fue inmediato:

en un rato,

este tremendo insensato

quedó más chico y más chato

que la suela de un zapato.

Así terminó este reo

sucio y feo.

Lo tenemos, sin fideos,

en un sobre de correo

Video del stopmotion hecho con el monstuo creado por los alumnos de 3ºA