Por 4ºA
Yasí, la luna, recorría la noche y la iluminaba con el brillo de su piel. Miraba hacia la tierra lejana. ¿Qué había mas allá de las copas de los árboles? ¿Qué se escondía bajo el techo de la selva? Una noche, la muy curiosa decidió conocer el mundo. Llamó a su hermana Araí, la nube.
¡Bajemos a la tierra! – Propuso Yasí.
-Pero todos se darán cuenta de que la luna no está en el cielo – le contestó Araí, preocupada.
-Llamaré a tus hermanas, las nubes de tormenta, para que lo cubran. Y nadie lo sabrá.
Así bajaron la luna y la nube, transformadas en dos jovencitas de largos cabellos. Se divertían rozando la piel vellosa de las orquídeas y vistiéndose con el encaje de las arañas.
No sabían que una terrible amenaza las perseguía. Un enrome yaguareté iba detrás de su rastro.
Un anciano guaraní, gran cazador, había visto a las dos hermosas mujeres en peligro. Disparó su arco con habilidad, velocidad y puntería. El yaguareté se levantó, herido y trató de atacarlo, pero el indio consiguió rematarlo con un puñal.
Sin saberlo, el hombre había salvado a la noche de la oscuridad eterna. ¡Había salvado a la mismísima luna! Pero… ¿Dónde estaban las dos mujeres que había creído defender? ¿Fueron sólo un engaño de sus viejos ojos?
Esa noche, el cazador se soñó en la selva. Vio su propia cara, como pasa en los sueños. Las muchachas estaban ahí. Mientras tensaba el arco, le hablaban con sus voces dulces.
-Defendiste a Yasí, la luna – dijo la más brillante – Tendrás tu premio. Mañana tendrás un premio. Mañana verás junto a tu casa una planta nueva. Se llamá Caá. Sirve para preparar una bebida que acerca los corazones y aleja la soledad.
Cuando el cazador despertó, su enramada estaba rodeada de plantas de Caá, la yerba mate.
Siguiendo las instrucciones de Yasí, tostó las hojas, laspuso en una calabacita, vertió agua y con una caña muy fina probó la bebida. ¡Era deliciosa! Quiso compartirla con sus hermanos de tribu y, de mano en mano, el mate fue pasando por primera vez.
Así nació el mate, el premio de Yasí, la luna agradecida, al pueblo guaraní.