Y al pueblo alto no se les aplican los decretos, ellos pueden incumplir las leyes y no pasa nada. El pueblo bajo sólo le queda por agachar la cabeza y otorgar lo que se le ordena, siendo así, indefenso de su palabra, y hasta sus derechos.
El pueblo queda vulnerable e indefenso al no poder hacer nada, el tiempo, dinero y gastos prolongados no son siempre los que se calculan. Igual que con lo que sucede con el salario mínimo. Hay gastos externos y terceros que el gobierno no abalará, se deben pagar con el dinero propio, cuando ni si quiera alcanza para lo esencial.
Pero dejando un poco a un lado el tema, creo que fue una muy buena actividad, para mostrar el orden que se puede estar llevando a cabo en el gobierno, pero en una menor escala.
Sentí mucha impotencia al no poder cambiar nada, y ese sentimiento es real en Colombia, algunos decretos contrarrestan leyes, y por ello, ponen condiciones. Pero sólo a su favor.