ICONOS
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JEAN LANVIN
Jeanne Lanvin nació en París en 1867 en el seno de una familia humilde; es la mayor de 11 hermanos, por lo que tiene que trabajar desde los 12 años como chica de los recados.
A los 16 entra a trabajar en el atelier de Madame Felix (el negocio se encontraba en el 22 de Rue du Fauborg Saint-Honoré, donde mas tarde se asentaría el imperio Lanvin).
Jeanne demuestra un gran interés desde el principio, pues ve en su aprendizaje la única vía de escape de un destino de miseria. Su valía es reconocida pronto, y enseguida es ascendida de ayudante a primera encargada en la producción de sombreros del taller.
Y es aquí donde comienza a dejar volar su imaginación: corta, dobla, mezcla colores, añade plumas, cintas, flores... hasta fabricar delicadas creaciones que hicieron las delicias de las parisinas.
Con 18 años, crea su propia sombrerería, patrocinada por una cliente que ve un futuro prometedor en Jeanne. Dos años más tarde, la empresa recién nacida ya da trabajo a sus hermanos pequeños. Frente a lo que suele ser habitual en el mundo de la moda, Jeanne rinde un verdadero culto a su familia, donde encuentra felicidad y fuerza para seguir adelante. La empresa sigue creciendo pasito a pasito, en la edad de oro del sombrero, cuando no se era nadie si se salía sin sombrero de casa.
suele ser habitual en el mundo de la moda, Jeanne rinde un verdadero culto a su familia, donde encuentra felicidad y fuerza para seguir adelante. La empresa sigue creciendo pasito a pasito, en la edad de oro del sombrero, cuando no se era nadie si se salía sin sombrero de casa.
Como los actuales coolhunters, acude con su hermana a una carrera de caballos, para ver cuales eran las tendencias, y conoce allí al que sería su marido, el conde Di Pietro, hasta que se separaron seis años después del nacimiento de su única hija, Marguerite.
Es esta niña, la que consigue, indirectamente, que Lanvin de el paso de fabricar sombreros a diseñar colecciones enteras. La niña pasaba el día en el taller con su madre y las clientas quedaban maravilladas con los vestidos que lucía (diseñados por Lanvin). Animada por estas clientas, decide comenzar a diseñar y vender una línea para niños; la línea de niños creció pronto a otra para jóvenes la de jóvenes a una para mujeres, y de ahí a vestir a toda la familia fue sólo un paso.