Se centró sobre todo en cinco aspectos:
1-Doctrina.
2-Reestructuración eclesiástica, con la fundación de seminarios.
3-Reforma de las órdenes religiosas, haciéndolas volver a sus orígenes tradicionales.
4-Vigilancia de los movimientos espirituales, centrándose en la vida piadosa y en una relación personal con un sacerdote, y este, con Cristo.
5-Creación de la Santa Inquisición y gestión de ésta.
Entre otras medidas efectivas sobre liturgia, administración y enseñanza religiosa, se tomaron las siguientes:
Nombrar cardenales y obispos de gran integridad moral, como San Carlos Borromeo, arzobispo de Milán.
Crear seminarios en muchas de las diócesis, lo que garantizó la formación teológica del clero.
La contrarreforma fue la respuesta que surgió en el siglo XVI por parte de la iglesia católica frente a la reforma protestante.