Gracias a DIOS, por permitirme mantener una vez más, una conversación con PEDRO SCHIATTINO ROGGERO, que gracias a sus años de experiencia como pescador, colaborador de Imarpe, pone a nuestro alcance sus reflexiones sobre un tema de falta de educación y conciencia ambiental.
Allá por las décadas del 50 y 60 del siglo pasado, los chalacos pescadores artesanales de esa época, si estuvieran vivos, seguro recordarían con nostalgia, como nuestro mar de “Grau” frente a la isla San Lorenzo irradiaba vida con su color azul, cambiando al morado al amanecer, debido a los millones de anchovetas que se levantaban hacia la superficie para alimentarse del plancton, lo cual era aprovechado por las millones de aves guaneras para alimentarse, ni que decir de los peces: cojinova, lenguado, corvina, ayanque, coco, lorna, etc., en cardúmenes inmensos; era maravilloso ver pasar por horas a los guanays, que parecía una alfombra negra en el cielo y que la vista no alcanzaba ver dónde comenzaba ni dónde terminaba, el ciclo ecológico estaba bien equilibrado.
Lamentablemente vino el auge de la pesca de la anchoveta con cientos de embarcaciones de 50, 100, 200, 300 y 500 toneladas de carga en bodega, que en forma indiscriminada eliminaron de esta zona el alimento de las aves y los peces.
Como consecuencia de ello, estos animales se redujeron a su más mínima expresión, pues se había roto el ciclo ecológico que por miles de años posiblemente la sabia naturaleza había mantenido.
Para completar la obra destructora del hombre, los colectores descargan sus aguas servidas en el mar de La Chira, La Perla, etc., que si bien antes no afectaba la fauna marina, hoy en día sí la afecta por los productos químicos usados en el lavado de ropa, los colectores reciben lejía y los detergentes que usa todo Lima y Callao, que luego van a parar al mar.
Si no corregimos esto a tiempo, nuestro glorioso Mar de Grau le tendremos que cambiar el nombre por “Mar Muerto”
Tengo el orgullo de ser nieto de PEDRO SCHIATTINO ROGGERO, así como la suerte de haber salido a la mar con él, efectivamente las consecuencias de la ruptura del ciclo ecológico, ya se pueden avizorar, la pesca indiscriminada de la anchoveta que sirve de alimento para los peces, ha traído como consecuencia la escasez de pescado, hoy en día el pescado se ha convertido en un alimento de lujo, los precios del pescado han subido demasiado.
Gracias a mi abuelo PEDRO SCHIATTINO ROGGERO, por permitirme expresar sus reflexiones.