P. 4 - LA PLAYA
JULY / JULIO 2014
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Observación de Aves en el Camino de Tuberías de Panamá
Por Ezekiel S. Jakub
L
a alarma suena, una y otra y
otra vez, “Beep”, “Beep”,
“Beep”! Retumbando en mis
oídos mientras estoy entre el mundo
de los sueños y la conciencia. Dormitar, dormir algo más, “Beep”, “Beep”,
“Beep”, unos minutos más tarde.
Alcanzar la alarma, apagarla. Mis ojos
se abren lentamente. Todavía esta
oscuro afuera, lo cual no ayuda a que
uno salga de la cama en la mañana,
pero hoy es una mañana diferente. No
hay datos para colectar, no hay que
organizar el equipo, no hay que
re-verificar nada, hoy es simplemente
puro disfrute. Uno pensaría que estas
horas previas al amanecer serían
tranquilas, serenas y sin movimiento.
Sin embargo! La vecina tortolita
(Columbina
talpacoti)
intenta
impresionar a su pareja con un grave
“Whwoot,
Whwoot,
Whwoot,
Whwoot”,
luego
esta
nuestro
omnipresente Tordo de color arcilla
Ezekiel S. Jakub
cantando por la lluvia, un gorgoteo
complejo de iteraciones similares a
una flauta, que me recuerda al
Petirrojo Americano en donde crecí en
Massachusetts. No mucho después
que escuché la excitada llamada,
consistente en una breve serie de
notas de trinos agudos provenientes a
lo largo del parque de estacionamiento de un Tirano Tropical. ¡Me di
cuenta que el mundo se está
moviendo, dando vueltas, en pleno
juego y yo todavía en cama!
A medida que pienso acerca del
mundo de pájaros que ya vuelan
alrededor mío, salir de la cama ya no
es una carga, sino que es una
excitante ráfaga de actividad. Baño,
chequeado, Desayuno, chequeado,
Vestirse,
chequeado.
Café,
chequeado. Más café, chequeado.
Almuerzo, chequeado. Finalmente me
apresuro hasta el auto, tropezando en
el camino, acomodando mis anteojos
finalmente estibando mi equipamiento. La mayoría de los observadores
de aves, que sean dignos de ser
llamados así, tienen un bolso “para ir”.
Básicamente, un bolso pre-empacado
con todo lo necesario: binoculares de
campo, anotador, birome, botella de
agua, bocadillos, equipo para la lluvia,
cámara y otros elementos de campo.
Al igual que un doctor de guardia,
nosotros nunca sabemos cuándo
podríamos ser llamados a la acción de
volar hasta el campo e identificar
alguna rareza o un visitante particular
a nuestra “área de operaciones para
la observación de aves”. ¡Los avistadores de aves, como ve, están
siempre en guardia!
El manejo es rápido y sencillo, lo cual
no es habitual cuando se trata de
moverse en Ciudad de Panamá, pero
en una mañana de fin de semana a
las 0445 no hay muchas almas
excepto las que tienen plumas, alas o
un par de binoculares a mano.
Encaminando hacia uno de mis
lugares favoritos, literalmente de todo
el mundo, me lleva menos de 30
minutos, Gamboa y el famoso Camino
de Tubería. ¡Muchos simplemente
creen que Tubería es un paraíso para
los observadores de aves!
Panamá alberga a uno de los países
más diversos respecto de las “aves”
en el mundo, especialmente si se lo
compara
con
su
superficie
(aproximadamente el tamaño del
estado de Carolina del Sur). George
Angehr y Robert Dean reporta 978
posibles especies en su “Guía de
Pájaros en Panamá”. Para ofrecer un
contraste, los EE.UU. y Canadá,
contabilizan menos, con cerca de 914
especies. La diferencia en superficie
terrena es simplemente sorprendente
cuando se compara la cantidad de
especies clasificadas. En el famoso
Camino de Tubería en Gamboa, cerca
de Colón en la costa del Caribe, ha
habido 435 especies registradas
mediante una base de datos
electrónica creada y mantenida por la
Universidad Cornell, denominada
eBird (www.ebird.org). ¡Cerca del
44% de las aves de Panamá han sido
registradas en esta ubicación!
Gamboa en sí misma es una pequeña
comunidad a lo largo del Canal de
Panamá y también alberga un muelle
de acceso a la famosa Isla Barro
Colorado y al Smithsonian Tropical
Research Institute. Gamboa, originalmente construido para los empleados
del Canal ahora sirve mayormente a
la estación de dragado del ACP
(Autoridad del Canal de Panamá). Tan
pronto como se cruza el puente del
Río
Chagres
hacia
Gamboa,
inmediatamente se percibe la quietud,
tranquilidad y falta de actividades
comunitarias rutinarias. Las únicas
actividades regulares son las de
observar a los empleados del canal en
tránsito a y desde el trabajo y la
actividad turística de los establecimientos en Gamboa.
Llegando desde el puente de
Chagres, me posiciono inmediatamente en modo “avistador de aves”.
Esto significa una doble rebaja en
velocidad, luces de emergencia
encendidas, ventanillas bajas, “bins” o
“vidrios” (binoculares) en alto y listos.
¡Desde aquí solo los pájaros están en
mi mente! Uno nunca sabe qué y
cuándo vera algo. Esto forma parte de
la excitación de avistar aves en los
trópicos. Uno podría visitar el Camino
de Tubería en cinco días distintos y
ver cinco listas distintas de aves.
Pasando los muelles del BCI / Smithsonian damos un profundo giro a la
derecha pro ͥ