La permanente mengua TEASER | Page 15

La permanente mengua 15
Hombres Lechuza sabrían el fondo de los consejos de la Madre . « Tal vez Los Lechuza tengan más recursos que Satrôstuk », pensaba , y se miraba desde fuera para entender mejor , « pero la montaña ha dicho tú eres lo más importante ». Cortaron su pensamiento unos tramos más arduos del camino , pero , una vez el descenso perdió en complicaciones , le volvieron a fluir las ideas : « Quizá yo esté considerando mal sus palabras por altanería . No sé qué hacer con tanta confusión …, pero por ahora solo voy a seguir el consejo dado por la Madre .»
Rumiaba dichos . Llegó a un pequeño llano precedente al barranco final de la montaña . Allí se detuvo un instante a observarlo todo . Decidió apoyar las espaldas contra una piedra para que su frialdad lo reconfortara . Y así lo hizo hasta que presintió un movimiento sobre sí , miró hacia arriba y vio al menos una docena de djîngos a poca distancia . Cada rapaz era como la palma de la mano de Satrôstuk . Sin embargo , decían en el poblado que esta especie era tan voraz que tres de ellos daban con un guerrero en el suelo . Sabía perfectamente que estas aves no atacaban nunca si no olían sangre ; pero , como decía Bêsta , siempre se está nervioso bajo el vuelo de una bandada de djîngos .
Con soltura , pero muy lentamente se reclinó para alcanzar la mochila , que había dejado en la hierba . La abrió y cogió su cerbatana de hueso de flamenco . Después de pensar bien en los consejos del arquero amigo , escogió al fin el dardo de más aspas con el objeto de destrozar más carne en el contacto . El resto de la operación solo requería cierta destreza en el intento y … esperar .
Satrôstuk incrustó el dardo en el cuello del djîngo que se atrevió a volar más bajo . Inmediatamente , el animal cayó a plomo a unas cuantas zhîntas del muchacho , quien prestamente se colocó la mochila y preparó la cuerda que iba a servirle en