La muerte del tirano Fidel Castro Suplemento Fidel Castro | Page 11
Fidel Castro, el último representante del Cretácico
La ejecución de Ochoa conmovió a Cuba
como ningún otro hecho desde la revolución
comunista de 1959
Para el «máximo líder» tan inquietantes eran las pruebas de narcotráfico en poder de la
DEA (agencia antidrogas estadounidense) como las grabaciones de la contrainteligencia
cubana en las que el «héroe de la revolución» Ochoa y otros condenados ante un tribunal
militar se burlaban de los hermanos Castro y hablaban de un modo positivo sobre Mijail
Gorbachov y la perestroika.
Con el desmoronamiento de la URSS, Fidel Castro decretó en 1991 el llamado «período
especial» con sus asfixiantes restricciones y buscó la supervivencia económica en el
turismo, la biotecnología, las remesas de los cubanoamericanos y en algunas reformas,
aunque luego diera marcha atrás. Pero con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia
venezolana, su mentor político recibió un nuevo balón de oxígeno en forma de divisas y
petróleo.
La oposición
Mientras una disidencia cada vez más numerosa y organizada denuncia la dramática
situación económica y las reiteradas violaciones a los derechos humanos y a las libertades,
los simpatizantes del castrismo valoran suslogros en educación, sanidad, deporte y ciencia.
Ateo y excomulgado por el Papa Juan XXIII, el líder de la revolución se reunió con Juan
Pablo II, Benedicto XVI y Francisco durante las visitas pastorales que llevaron oxígeno a
los ciudadanos. Pero Cuba no se abrió al mundo, como le pidió el Pontífice polaco en 1998,
hasta que su régimen vio peligrar los subsidios de Venezuela y comenzó el deshielo con
EE.UU. Muerto el tirano, sus detractores no ven cerca una verdadera apertura en Cuba,
pero sí un paso más en esa dirección.