Editorial
Hibridismo latinoamericano: ni indigenismo ni yankeesmo..
Profundizar en el problema de la identidad cultural latinoamericana supone enfrentarse a un extenso repertorio teórico. Lo cierto es que el fenómeno de la globalización le ha significado al concepto de lo latinoamericano un protagonismo indiscutible en la literatura social de los últimos años.
Mucho se ha hablado sobre la pérdida de la identidad latina como consecuencia del dominio económico y cultural que los Estados Unidos han ejercido sobre su “patio trasero”. Aun reconociendo la realidad del imperialismo norteamericano, sugeriríamos reparar en la victimización propuesta por este discurso. No negamos el hecho que la dependencia económica le signifique a los países latinoamericanos una suerte de lealtad para con los EE.UU. pero, ¿justifica dicha dependencia nuestra preferencia por la industria de Hollywood, Mac Donalds o Coca-Cola? ¿Hubo, efectivamente, identidad latinoamericana antes de la adopción de los modelos estadounidenses?
El indigenismo ha sido una de las contrapartidas más importantes de este, llamémosle, yankeesmo cultural. Recriminando las políticas discriminatorias de los países latinoamericanos, el indigenismo ha revalorizado las costumbres tradicionales de las comunidades indígenas latinas. En el contexto de la búsqueda de la identidad latinoamericana, el indigenismo más extremo ha propuesto la figura indígena para la representación de lo latinoamericano. Lo anterior es, por desgracia, un engaño con fines compensatorios. Se ha querido pensar que América Latina es mapuche, maya, inca, azteca, etc., ignorando el hecho de que las culturas indígenas se han constituido como un ente marginado en la construcción de las naciones latinoamericanas, la barbarie que ha de ser civilizada o, hasta nuestros días, un objeto de conflictos internos. Retomarlas ahora en vista de la falta de identidad propia no parece razonable. El hecho es que no somos, ni cultural o étnicamente, indígenas.
Conocernos en tanto cultura supone el descubrimiento de una identidad mestiza. La connotación negativa que se la atribuido a esta última quedará para el análisis de otros autores. Por ahora, nos limitaremos a realizar una observación introspectiva de nuestra realidad actual, a través de la cual –creemos- podremos desentrañar los factores esenciales en la conformación de nuestro sincretismo cultural.
Editores: Catalina Garcia-Campo Graficos: José Pedro Infante
Josefina Lewin Matías Valenzuela
Macarena Gianina