LA LATINOAMÉRICA DEL FÜHRER La Latinoamerica del Fuhrer PDF | Page 46
ANDREA V. VICTORIA CANO
destacándose en la parte posterior del telón de fondo rojo la inscripción ‘Heil
Fuhrer’ y otro hacia los costados en aleman que decía: ‘Un pueblo, una nación,
un conductor’.
Muchos miembros de las entidades Nazis, quienes vestían camisas pardas y
llevaban brazaletes con la cruz esvástica tuvieron a su cargo ubicar el público,
realizado todo muy mlitarmente. El delegado comercial de la embajada
Alemana, Erich Otto Meynen, arengó a la concurrencia que respondía ¡Heil
Hitler! Saludando con el tradicional brazo extendido Nazi. Meynen destacó la
anexión de Austria: ‘Sin violencia ni sangre’ y el afecto de los austroalemanes
hacía la Argentina, al que definió como un país hospitalario en el cual se
sienten comodos y orgullosos al cobijarse bajo sus instituciones y banderas.
Tambien, Adolf Eichmann, el ideologo de la ‘Solución Final para el Problema
Judío’, ingresó a la Argentina con un pasaporte falso Italiano a nombre de
Ricardo Klement en 1950, se radicó en el barrio bonarense de San Fernando y
hasta llegó a trabajar en la planta local de la automotriz Mercedez Benz.
Entre 1945-1950 arribaron al país de seis mil a ocho mil Nazis, todos con
estatus de refugiados.
Así mismo el Nacionalismo trató de canalizar su influencia a través de las más
de doscientas escuelas alemanas que existieron en la Argentina. En 1938 solo
siete de ellas se habían declarado extentas de dicha influencia. En una serie de
casos, maestros entrenados en Alemania se dedicaron a expandir la ideología
Nacionalsocialista. El Nazismo también fundó clubes deportivos y musicales
creados para que los jóvenes pudieran seguir con sus prácticas después de
términados sus estudios. También fue útilizada para el adoctrinamiento la
organización de los Boy-Scouts germano-argentino (Deutsch Argenttinisches
Pfadfinderkorps), a la que podían ingresar niños alemanes y argentinos de
padres alemanes. Luego se fundó la juventud Hitlerista, que más tarde contó
con rama de la liga de doncellas; las cuáles aprendían a bordar, a tejer, a
entretener y hacer obras culturales para niños pequeños, cocinaban y se
ejercitaban; todo en función de la familia y los niños. En sus haberes
participativos proyectaban películas, comidas comunales, festivales de solsticio,
comienzo y fín de clases y festivales por las cosechas de navidad. Todos los
años el calendario Nazi agregaba nuevos acontecimientos para celebrar.