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ANDREA V. VICTORIA CANO
coraje prevalezca más sobre un mundo impuesto y lleno de mentiras,
para que así nuestros espíritus inquietos en busca de esclarecer y
afianzar la verdad triunfemos en la difícil tarea de derrocar el poder
sinárquico.
Dioses, es decir, súper hombres inspirados de lo divino, no nacen cada día,
cada siglo. Y cuando efectivamente vienen y viven y obran de manera
maravillosa, no los reconoce todo el mundo, cualquier nación. La nación así
bendecida lo conserva en su espíritu, siguiendo hasta el amargo final, tanto en
la victoria como en la desgracia a estos hombres divinos que en ella nacieron.
Esta nación ambicionará en belleza, fuerza y alegría, y al final triunfará sobre
los poderes de la muerte, mientras el resto del ingrato mundo desordenado
permanecerá tendido a sus pies.
Hace treinta años se podía pensar que
los días de los dioses habían pasado
para siempre; que la promesa que
había sido dada al mundo en el libro de
Bhagavad Gita nunca más se
cumpliría; esa humanidad se volvió, día
tras día, degenerada, despreciable,
necia, más enfermiza y más fea; se ha
vuelto un ser incapaz de servir para
crear, lo divino fue rebajado a nivel
profano. En oriente como también en
occidente, incluso las razas superiores
estaban en completa decadencia;
agotadas del todo, pero a pesar de su
cercano final volvieron a brillar.
“Solo, sin riquezas, únicamente con el
amor de su enorme corazón hacia su
tierra, una indomable voluntad y la
inspiración de la eterna sabiduría; sin
ninguna otra fuerza que el poder
vencedor de la verdad; sin ninguna otra
ayuda que la de los dioses invisibles;
Savitri Devi Mukherji
3 de Octubre de 1948, Alfeld am
der Leine (Baja Sajonia).