LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 141

Markus Zusak La ladrona de libros El acordeonista (La vida secreta de Hans Hubermann) En la cocina había un joven. Llevaba una llave en la mano, que parecía oxidarse en su piel. No saludó ni pidió ayuda ni dijo nada de lo que cabría esperar. Hizo dos preguntas.  PRIMERA PREGUNTA  ¿Hans Hubermann? SEGUNDA PREGUNTA ¿Todavía toca el acordeón? Sin dejar de observar con desconfianza la figura que se alzaba ante él, el joven aclaró la voz y se la ofreció a través de la oscuridad, como si fuera lo único que le quedara. Hans, inquieto y consternado, se acercó. —Por supuesto que sigo tocando —le susurró a la cocina. La historia se remontaba a la Primera Guerra Mundial. Las guerras son extrañas. Llenas de sangre y violencia, aunque también de historias igualmente difíciles de entender. «Pues es verdad —refunfuña la gente—, me da igual que me creas o no, pero ese zorro me salvó la vida», o «Caían como moscas, pero yo fui el único que quedó en pie, el único al que no le metieron un balazo entre los ojos. ¿Por qué yo? ¿Por qué yo y no ellos?». La historia de Hans Hubermann era más o menos del estilo. Hasta que topé con ella entre las palabras de la ladrona de libros no caí en la cuenta de que nuestros caminos ya se habían cruzado antes, aunque ninguno de los dos había 141