Graciela, abuela de Jonathan
Ernesto, Zeide de Annita Galagovsky
Cuando era pequeña (yo, Graciela, la abuela de Jonathan) iba seguido a
visitar a mis abuelos Adolfo y Frada, era una fiesta ir a casa de ellos. Me
mimaban, la comida era riquísima, y siempre me contaban anécdotas de
sus infancias en Rusia y antes de irme mi abuelo me leía algo en hebreo
de un libro llamado Sidur. Después me explicaba lo que quería decir y el
significado para el pueblo de Israel. Desde aquella época el Sidur ocupa
un lugar muy importante en mi corazón, imaginen cuando mis hijos recibieron el Sidur, que emoción. ¡Imaginen hoy que mi nieto va a recibir
su Sidur! ¡Qué emoción! En la misma escuela donde lo recibió su mama.
De repente todos los recuerdos de mi infancia vienen a la memoria de la
mano de la comida de la Bobe y de los cuentos del Zeide basados en el Sidur, que hoy con mucha emoción transfiero a mi adorado nieto Jonathan.
Yo Daniel, abuelo de Jonathan recuerdo que iba a un colegio hebreo muy
exigente, el día que mi papa me compro un Sidur para llevar al colegio me
asuste y dije: de este libro tengo que estudiar, ¡Cómo me costó! Hoy estoy
feliz de tener mi Sidur, de llevarlo en cada ocasión a la sinagoga y sabiendo la importancia que tiene