De Ethel Szurman, abuela paterna de Santiago Szurman.
Alberto Vitas, abuelo de Dan Rosemberg.
Querido Santi, estoy muy contenta que vas a recibir el Sidur, el libro de
oraciones con el que vas a aprender a rezar y vas a estudiar lo que las
oraciones significan.
La tradición sefaradí, nos enseña que en el mes de Elul se pronuncia la
tefilá de selijot todos los días ¡Muuuuy temprano! Es así como cuenta
Alberto que siendo chico recuerda con mucho cariño las vivencias con su
abuelo, en dicho mes. Se levantaban a las 5 de la mañana y comenzaban a
recorrer las casas vecinas para despertar a los hombres e invitarlos al minian de selijot. Este recorrido lo hacían todos los días y así lograban llevar
adelante la tefilá. Llegados los Iamim Noraim, cuando todos acudían al
beit kneset y buscaban ubicaciones privilegiadas; el abuelo de Alberto (que
siempre llegaba primero) decía: “Este es mi lugar y éste el de mi nieto que
cuida de “tu asiento” durante todo el año”.
Me piden que te cuente alguna historia sobre un Sidur mío, pero yo no
tuve ninguno. Si recuerdo a mi mama, la bobe Golde leyéndolo muy frecuentemente.
Su casa era muy religiosa, su papa, mi Zeide Israel, rezaba todos los días
y le enseñó a rezar a todos sus hijos. Mi mama me contaba que mi abuelo
era muy bueno y los educo en el valor de la Tzedaká que significa solidaridad justicia.
Santi, esta cualidad tan importante para las personas, me gustaría que vos
también la tengas. Yo no compartí con mis abuelos porque hasta los 11
años viví en Ceres y ellos en la Capital, cuando vinimos a vivir a Buenos
Aires, mis abuelos maternos ya habían fallecido y los otros vivían lejos
de mi casa.
Lo que más recuerdo eran las fiestas de Pesaj y Rosh Hashaná en las que
se reunía toda la familia y eran muy numerosos. En Ceres festejábamos
con unos tíos y primos que vivían allí. Íbamos al Templo que solo se habría
para Rosh Hashaná y Iom Kipur, contrataban a un Jasan y un Rabino
que venían de otra ciudad para que oficien los servicios. Yo conocía bien
la Sinagoga porque tenía una sala que funcionaba como escuela “idishe”.
Allí iba yo todas las tardes, teníamos una Mora para todos los chicos y
enseñaba todos los niveles en una sala y en el mismo horario. Habrá enseñado muy bien, porque cuando vine a vivir a la capital a los 11 años
estudie el último grado de la primaria en Bet Am de la calle Mosconi y no
tuve ninguna dificultad.
En nuestra tradición, la práctica y el ejemplo, son las formas más claras
y fáciles de transmitir mensaje y legado. Es por ello que HOY Alberto
espera cada Shabat para compartir con sus nietos y verlos crecer dentro
de la tradición de Israel, sentados uno al lado del otro en la tefilá. Ojalá
Dan, con el correr de los años, pueda contarle a sus hijos y nietos de las
vivencias compartidas con Su abuelo, y a la vez pueda imitarlas con sus
nietos. Hoy que recibís el Sidur, puedas ver en él a muchos abuelos y nietos compartiendo las mismas tefilot por muchos años más.
Lo que más me gustaba de las fiestas es que mi mama nos cosía a mis hermanas y a mí, vestidos nuevos. Santi desde que naciste estas acostumbrado a festejar las fiestas en casa de tus abuelos, Susy y Ricardo o de Ethel y
Saúl, siempre compartimos toda la familia, incluso con amigos y también
vamos al Templo. Es muy importante que lo sigamos haciendo para estar
siempre juntos. A partir de ahora, que vas a estudiar el Sidur, también
vas a poder seguir la lectura de los rezos y vas a aprender todas las cosas
buenas que encierran las oraciones. Te quiero mucho. Abu Ethel
Relato de nuestros abuelos
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