La historia viva de nuestro Pueblo | Page 30

Baba Frida Rabin de Fraiman, abuela de Maia Gabriel y Adriana Efron, Abuelos de Martin. Maia: De mi infancia recuerdo a mis papas, tus bisabuelos Elias y Sara, yendo al templo a rezar. Soy hija mujer con dos hermanos varones. Por ese entonces, solo hacían el Bar Mitzvá los varones. Las chicas festejábamos los cumpleaños de quince, ya que las mujeres no subían para leer la tora. ¡Era tan linda esa época de mi vida! Vivíamos en Lanús, en una casa grande, disfrutando las fiestas judías en familia. Como quedaba cerca, mi papa se reunía en el templo con sus amigos a jugar al dómino; era su segundo hogar. Como el conoció a tus hermanas mayores, las inscribió con el nombre en idish en dicho templo. A vos, Maia, te hicieron el Simjat Bat, en Benei. Fue una hermosa ceremonia. Sos mi nieta menor. Te quiero mucho. Que tengas mucha suerte y seas feliz en tu vida. Pensando en el significado o anécdotas solo tuvimos que mirar Nuestro Sidur familiar y vimos muchos ganchitos de colores que marcaban distintas páginas. Cada marca era la sección que tu mama Andrea, el tío Ari y la tía Ale habían leído el día de sus ceremonias de Bat y Bar Mitzvot, y allí quedaron todas esas marcas recuerdos y emociones. Siempre acompañándolos y ayudándolos. Éramos padres jóvenes y ahora abuelos felices viendo crecer a nuestros queridos nietos. Pasaron muchos años y ahora tener la alegría que nuestro querido nieto mayor Martín ya reciba su Sidur nos llena de felicidad. Este es un libro que tiene todas las bendiciones del día, del año, de las festividades, tiene poesía y reflexiones. La magia es que desde hace muchísimos años, desde nuestros antepasados mantengamos estas milenarias tradiciones de familia y de nuestra comunidad. Rosa Ana Milman de Gruver, Abuela de Maia Querida Maia: Entre los hermosos recuerdos de mi niñez, figuran los días de festividades judías pasados en familia. Mi abuelo materno Jehuda Fischman, era secretario del templo ETZ-HAJAIM, al cual concurr? ?amos los mayores a rezar y los pequeños respetuosamente a jugar y correr en el patio. Recuerdo a mi abuela Perl, ir muy orgullosa y elegante al templo con su mantilla calada en la cabeza y su libro de rezos en la mano, caminando así por la calle del brazo de su amiga; paisana de Kiev, lugar de origen. Las mujeres arriba y los hombres abajo, mi hermana, mis primos y yo, subíamos a saludarla, bajábamos a ver a nuestro Zeide y al patio a jugar. Ya soy abuela de cinco nietas, a las que adoro, pero nunca olvidaré a mi Bobe Perl a quien sigo queriendo. Leída, culta, habilidosa y persona de bien. ¡Fui primera nieta, primera sobrina y primera hija! Los recuerdo a todos con cariño. Maia, quisiera que al pasar del tiempo, me recuerdes siempre con el mismo amor que yo siento por vos y que haya podido dejar huellas en tu corazón del sentimiento del bien, del respeto por los valores judaicos y los de familia. Nunca me olvides querida nieta. Tuya por siempre y para siempre. BOBE. Relato de nuestros abuelos Pag. 30 Relato de nuestros abuelos Pag. 31