Baba Coca y Zeide Mario, abuelos de Joaquín.
Betty, bobe de Gastón Mames
Querido Joaquín, Muchas veces te hemos contado historias de cuando
nosotros teníamos tu edad pero hoy como es un día especial , pues vas
a recibir tu Sidur. Viene a mi mente el recuerdo de los días previos a
Rosh Hashaná cuando mis padres nos llevaban a comprar alguna
ropa para estrenar ese día. Mi papa se compraba un sombrero nuevo
y mi mama una mantilla pues en aquel entonces las mujeres también
cubrían sus cabezas para entrar al templo. Mi papa guardaba el Talit
en una bolsa de tela brillante con un maguen david bordado y un Sidur
que había traído de Polonia: mis hermanas y yo mirábamos embelesadas
como el sacaba de entre la ropa blanca sus cosas y las acondicionaba
para usarlas, era un ritual. Luego ponía en un tocadiscos la música
que se escuchaba en esos días. Lo más emocionante era escuchar el
Kol Nidre mientras mi mama cocinaba todas las cosas ricas que acostumbrábamos a comer en estas festividades. También recuerdo que
venían parientes y amigos a brindar y junto a mi papa iban a visitar
a otras personas y seguir brindando. Después al templo y luego a cenar y esperar al día siguiente hasta que terminaban los festejos y mis
hermanas y yo mirábamos como papa guardaba su Talit y su Sidur
hasta el próximo festejo. Sería lindo que compartas con tus amigos
los recuerdos de Baba Coca y Zeide Mario y es nuestro deseo que vos
algún día cuentes a tus nietos los tuyos.
“Una imagen que tengo grabada es de cuando yo tenía diez años. Estaba
en el Shil al que íbamos con mis padres, mis hermanos y mi bobe. Era un
templo ortodoxo en el que los hombres estaban abajo y las mujeres en un
primer piso. Recuerdo que cuando estaba al lado de mi bobe, veía su Sidur,
que tenía sus hojas amarillentas: se veían gastadas de una forma extraña.
Pasaron los años, y ese Sidur pasó a usarlo mi mamá. Entonces, me animé
a preguntarle a ella lo que durante años no me había animado a preguntarle a mi bobe: ¿por qué el Sidur tenía las hojas así manchadas? Mi mamá
me contó que esas manchas eran por las lágrimas de mi bobe, que siempre
lloraba mientras rezaba recordando a sus padres y toda su familia que
había quedado en Europa en la época de la Segunda Guerra Mundial, y
que siempre le pedía a Dios para que ellos y toda su gente amiga estén en
paz, donde quisiera que estén.”.
Miriam Telias de Fuertes, abuela de Joaquín Fuertes
No son muchos los recuerdos que guardo de la relación de mi familia con
el Sidur, ya que somos tradicionalistas, no religiosos. De todos modos hay
un hecho de mi infancia que quedo en la familia como una anécdota. La
noche de Pesaj mis abuelos maternos reunían a sus siete hijos y muchos
nietos alrededor y luego de comer las comidas típicas cantábamos todos
“la del cabritico” y como broche final mi abuelo se paraba y muy serio le
decía a mi abuela “Reshina dame el bogo que me preparaste que me va a
Irushalaim” y todos los nietos nos colgábamos de sus piernas para que
no se fuera. En cuanto a lo que mi esposo y yo tratamos de trasmitir a
nuestros nietos es el respeto por nuestras tradiciones, ya sea preparando
las comidas típicas y cumpliendo con las berajot que son los chicos quienes
las dicen, como juntando a las dos familias como lo que somos: una sola
a partir del momento que nacieron nuestros nietos.
Relato de nuestros abuelos
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Relato de nuestros abuelos
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