Y por último se proclama el Estado comunista como una democracia popular, es decir: un país en el que el partido comunista controla el Estado pero no ha hecho la revolución. En estos países se declara que la igualdad y la justicia social están por encima de la libertad individual, pero poco a poco se van a convertir en dictaduras de partido, en las que tampoco se garantiza la igualdad ni la justicia social.
En 1948 se termina el proceso, con el golpe de Praga. En Checoslovaquia el partido comunista accede al poder por medio de un golpe de Estado. Esto alarma a los socios aliados. Estados Unidos y la Europa occidental empiezan a temer la extensión del proceso a todo el continente. En 1946, Churchill había advertido, en su discurso de Zúrich, del peligro de expansión comunista, y proclama su teoría del telón de acero, y de la unión de la Europa occidental contra el comunismo.
Será en 1947 cuando se materialice la ruptura de Europa en dos bloques antagónicos. La política exterior de EE.UU. cambia de tendencia y se vuelve intervencionista. Estados Unidos toma conciencia de ser la primera potencia mundial, aumenta su gasto militar y se lanza la doctrina Truman para detener el avance comunista en todo el mundo. Se aprueba el plan Marshall, puesto que se considera que la única forma de detener el avance comunista en Europa es con el desarrollo económico. El telón de acero se levanta no sólo por los regímenes políticos, sino también por las diferencias económicas entre ambos bandos. Se forman dos bloques enfrentados que se unen militarmente: la OTAN y el Pacto de Varsovia. Serán los futuros contendientes en una eventual guerra, y los protagonistas de la guerra fría. Alemania se divide entre los dos bloques. En 1949 se crean dos Estados alemanes con dos gobiernos diferentes, uno comunista, el de la RDA (República Democrática Alemana) y otro capitalista, el de la RFA (República Federal Alemana).
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