Sin embargo, desde 1989 el sistema soviético colapsó. Y el hecho de que nadie esperara esto puede ser referido con una anécdota personal. En una conferencia internacional realizada en París a comienzos de 1989, todos los colegas historiadores que participaban habían concluido en que un cambio de la situación no sería deseable ni posible. Para entender esta percepción es necesario repasar la forma que adquirió este sistema estabilizado inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.