Pies descalzos y mugrientos y callosos bailando tango entre los desniveles de las veredas ; juega al subibaja la pelota de trapo . Esquinas llenas de infancia , con paredes de colores primarios . A lo lejos , un coro de fanáticos atraviesa los restos de barcos chamuscados por el tiempo .
Pasillos sin luz dan escalofríos al alma . Un patio de cemento mal terminado , rodeado de diferentes familias y baños compartidos y piletones con alguna tabla de lavar olvidada , unidos por escaleras . Sus escalones partidos en cada casita de color . El aroma a comida que se mezcla con el inconfundible perfume del agua turbia que se mete como oxígeno al cuerpo .
En noches de carnaval , una murga alegra la avenida con murgueros que tienen más noches y carnavales que la luna . Don José disfrazado de travesti … Don Pedro también . A Doña Chola este año le tocó correr tras el ataúd fingiendo ser la viuda . Su humor bizarro es tan típico como los dos colores que blanden sus banderas , el mismo que se ve colgado en los balcones .
Un bote colectivo se balancea hacia la isla . Caras acostumbradas al vaivén . Algunas en busca del viejo doctor , otras en busca de un poco de amor pago en algún cabarulo de mala muerte .
Barcos abandonados en las orillas del antiguo puerto . Cementerio de gloriosos barcos que yacen esperando poder revivir un cargamento más .