La gran SIETE Año 4 N° 4 Noviembre 2021 | Page 53

El portón

Hace calor , pero corre una brisa . Hay mosquitos , pero los asusto . Y ahí está . Ahí llega . Con su valija de metal , sus zapatos de punta de acero , su mameluco azul con manchas de vaya uno a saber qué . Ahí lo veo . Llegando con el cuerpo cansado , con los ojos en el piso , los dedos encallados y con la mente en la quincena . Llegó . Cruza el portón y lo escucha rechinar y piensa : “¿ En qué momento lo podré arreglar ?”. Piensa : “¿ Por qué no alcanza nada ?”. Piensa : “¿ Cuándo me tomé vacaciones por última vez ?”. Piensa : “¿ Por qué no acepté esa pelea ”. Sí , él quería ser boxeador . Mi abuelo amaba a Bonavena , a Locche , a Monzón , a Galíndez . Los veía pelear y enloquecía . Los veía pelear y soñaba . Entrenaba , corría , golpeaba , esquivaba , se endurecía . Sí , él quería ser boxeador , vaya que sí . Sin embargo , él sabía que no podía , no tenía tiempo . Tenía seis hijos . Y cuentas que pagar . Y una casa que construir . Y padres que no quería decepcionar . Cierra el portón , me abraza , me dice : “¿ Qué haces , chinita ? Después jugamos ”. Y sí que lo hacíamos . Terminaba de comer , se refrescaba y salíamos con una manta al patio . Jugábamos al taller con mi bicicleta , a las tortitas de pasto , a correr sin sentido , a dormir la siesta . Yo era inmensamente feliz . Y hoy , que pienso en él , veo ese viejo portón y lo veo a él . Hoy veo ese patio , y lo vuelvo a escuchar . Veo sus zapatos de punta de metal y lo extraño .

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Por Mariana Elizabeth Recagno , Marisa Olivera , Macarena Cruz y Andrés Ríos

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