Los taxis esperarán a los pasajeros del premetro en la parada de la rotonda , los linyeras con el ritual del vino sobre sus colchones , los pibes picarán marihuana al costado de los bancos , con sus camperas de invierno marca deportiva y sus pieles curtidas por el sol de la calle y sus ojos rojos de desesperanza y sus cicatrices que agujerean sus cuerpos y sus almas .
Otra vez Pepo , el perro del carnicero , se la pasará corriendo motos de los pibes de otros barrios , ladrando sin cesar a esas motos foráneas y sospechosas . Sus patas y su pelo corriendo a través del viento es lo más parecido a la libertad que alguien encontrará en esta región del mundo , en esta plaza .
Miles de pasajeros se meterán en las horas pico en la estación , esquivando las goteras de agua podrida que caen desde el bajo autopista . En el aire se sentirá el olor de las partículas de agua estancada y de aceite de motor mezcladas en esa mole de cemento y asfalto . Miles de vehículos arroyarán su cadáver diariamente para entrar y salir de la ciudad , transportando vidas anónimas .
Los trabajadores sentados en el kiosco de la esquina . Y el gallego que sirve panchos a las 6 de la tarde . Y la gente que cambia , pero siempre es la misma .
Y yo , que también soy parte del paisaje , atravesando por las noches a las corridas el lugar , antes que se vaya el último premetro .
Más tarde , los sonidos graves y el olor a plomo de las balas del Bajo Flores volverán a retumbar , aunque las balas y las vidas que se lleven no serán siempre las mismas .