MeQuedoenCasa
CAMBIOS
En nuestras vidas, día tras día, tenemos
cambios.
Cambios que muchas veces ni notamos,
pero siempre los hay. Tan insignificantes la
mayoría de las veces que no sabemos
valorarlos. Y por ello, para que realmente
nos paremos a hacerlo, se nos tienen que
presentar cambios que nos saquen
totalmente de la rutina, que nos dejen sin
saber qué hacer, que nos hagan valorar
hasta tomar una coca-cola en la terraza del
bar de debajo de tu casa, o el abrazo de
todas las mañanas con tu compañero de
mesa para animarte porque empiezan las
clases de mates.
Cambios que nos saquen de la rutina. Que
nos hagan echar de menos hasta respirar el
aire fresco por la mañana cuando suena el
timbre para entrar en clase o el ver a
nuestros compañeros de siempre con las
ojeras de cada lunes y la sonrisa de cada
viernes. Echar de menos salir a la calle a
sacar a tu perro y ver los parques llenos de
niños mientras escuchas como uno de ellos
llora porque se ha caído del columpio.
Que antes nos enfadábamos por ver quién
sacaba la basura y ahora nos matamos por
hacerlo. Que ahora nos lavamos las manos
cien veces mínimo al día y escuchamos
que no nos podemos tocar la cara, pero solo
nos la tocamos más. Que todos los días a
las 20:00 salimos a aplaudir a los balcones
por los que antes veíamos como iguales y
ahora les llamamos héroes, porque lo son.
Que echamos de menos hasta abrir la
puerta de casa sin guantes y sin mascarilla
porque a saber lo que puede pasar. Y
porque antes unas partidas a la Play en tu
casa salvaban un mundo virtual y ahora lo
hacen con uno mucho más real.
Quedar por videollamadas, todo el día en
chándal, clases virtuales hablando todos a
la vez, mirara por la ventana y ver que el
vecino de enfrente también lo está
haciendo. Comer hasta reventar. Hacer
ejercicio en el salón de tu casa. Enviarnos
mensaje diciendo lo mucho que nos hace
falta vernos. Ver que cada día es una
persona más y una menos y que cada día
es uno más o también uno menos,
dependiendo del momento. Que ahora la
oficina es el salón, que nos asusta hasta
tener tos, que hemos convertido sala de
espectáculo en hospitales y pasillos de
hospitales en cama. Ahora nos enfadamos
más con mamá y nos peleamos a gritos por
el ordenador. Que ya hasta recogemos la
habitación porque nos aburrimos. Y luego
ya volvemos a comer, y a volver echar de
menos, mucho de menos.
En el fondo solo son cambios, más grandes,
pero solo cambios.
No todo es malo, ahora valoramos.
Laura Jiménez Gómez, 4º ESO
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