La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 83
Norberto Ceresole
convertido ahora en fuerza de choque antisemita en la Argentina. Esto fue
incluso señalado en los últimos días por la prensa francesa, que recordó que el
gobierno de París le solicitó al gobierno argentino una "declaración de
responsabilidad del Estado", similar a la pronunciada "por el presidente
Jacques Chirac sobre la entrega de 75.000 judíos a los campos de exterminio
nazi por parte del régimen de Vichy" (30).
Personalmente creo que lo dicho por Astiz no fueron "declaraciones
periodísticas" propiamente dichas, sino fragmentos de una conversación
informal publicados sin su consentimiento. Por lo tanto, el análisis no puede
derivar hacia un inexistente complot militar actual, lo que sería ridículo por
definición, dada la anemia operativa del aparato militar. Es más bien una
maniobra del núcleo judío que controla y financia el movimiento de los
"derechos humanos" en la Argentina (recordemos que estamos hablando de
"humanistas" que nunca condenaron la política de Israel sobre Palestina, pero
que sin embargo viajan a la Jerusalén ocupada con una periodicidad
inquietante). Ese grupo tiene por misión prioritaria "demostrar" que los dos
atentados de Buenos Aires no fueron acciones intrajudías.
Yo no necesito gastar ni un miligramo de tinta para demostrar mis diferencias
con Astiz. Fui uno de los actores de las "fuerzas irregulares" que en los años 70
contribuimos a desolar a la Argentina; por lo tanto estuve y estoy enfrentado
con hombres como Astiz. Por ello mismo sostengo que es absolutamente vital,
hoy más que nunca, poner en claro los principales ejes por los cuales discurrió
el segmento de la historia de la Argentina que hoy pretende ser utilizado por el
complot judío que opera desde España y otros países en contra de los
verdaderos intereses del pueblo argentino.
La "guerra sucia" en la Argentina (31)
Guerras revolucionarias y guerras contrarrevolucionarias: del
mundo bipolar al mundo apolar
La larga vigencia de la bipolaridad produjo un profundo impacto paralizante
sobre una superficie muy amplia y diversificada de procesos revolucionarios que
se desarrollaron en puntos muy alejados entre sí dentro del mundo excluido. La
negatividad de ese impacto consistió en el hecho de que fue imposible evitar
trasladar a cada proceso nacional específico y diferenciado una dicotomía global
que excluía y satanizaba, simultánea y respectivamente, a sectores sociales y
grupos culturales e institucionales cuyos intereses originales en el interior de
cada nación no eran necesariamente opuestos.
Las oposiciones irreductibles e irreconciliables surgían no del conflicto interior
en sí; no del contexto nacional específico, sino de la inserción de esos conflictos
en un marco más amplio, que era la confrontación bipolar. Fueron las
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