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La Falsificación de la Realidad
¿Por qué en Buenos Aires? Porque evidentemente era y es el lugar más adecuado en relación a las
posibilidades militares (terroristas) del fundamentalismo judío (una operación de bajo riesgo que
asegura el envío del mensaje deseado a los destinatarios pre-determinados). Por lo demás, Argentina es
el país más fláccido de todos los que alojan a comunidades judías importantes. Y porque luego, como
efectivamente sucedió, las consecuencias de ese atentado podían ser utilizadas para vaciar al propio
país receptor.
14.- Que yo sepa no existen estudios, al menos públicos, sobre esos grupos fundamentalistas judíos -
vocacionalmente ligados con el terrorismo- radicados en la Argentina. Sin embargo, esos grupos
existen en la Argentina y son crecientemente numerosos. El grupo Luvabich, por ejemplo, posee
escuelas "rabínicas-militares", similares a las concurridas por el asesino de Rabin y otros cientos de
miles de jóvenes "soldados de Israel" en todo el mundo. Nosotros hemos utilizado algunas
investigaciones sobre la creciente importancia que esos grupos han adquirido en EUA y Francia. Si
bien cada una de las principales comunidades judías fuera de Israel tiene sus propias características,
existen, como es lógico, muchos denominadores comunes entre ellas. Ver, entre otros, Emmanuel
Haymann, Au coeur de l'intégrisme juif, Albin Michel, París, 1996.
Dentro de la comunidad judía en la Argentina, al igual que en la totalidad de la diáspora, existen
fuertes tensiones. El 4 de enero de 1998, el actual presidente de la AMIA declaró en Tel Aviv:
"Lamentablemente no encuentro que el tema de los atentados (de Buenos Aires) ocupe su debido lugar
en la opinión pública (israelí), pero especialmente en la preocupación de los organismos oficiales del
Estado de Israel… no conocemos (los dirigentes de la comunidad judía en la Argentina, de tradicional
orientación social-sionista) cuál es el apoyo concreto de las instituciones israelíes y sus servicios de
inteligencia a la investigación… no existe un gran aporte de los servicios de inteligencia israelíes en ese
sentido" (Fuente: Clarín, Buenos Aires, 4-1-98). Estas declaraciones fueron enérgicamente
desmentidas por el embajador de Israel en Buenos Aires, Yitzhak Aviran, miembro de uno de los
partidos que conforma la coalición Likud, quien sostuvo que "…Israel hizo todo lo que tenía en sus
manos para resolver los atentados" (7 de enero de 1998). Ya hemos visto que no opina lo mismo el
ministro del Interior del menemismo gobernante, el judío Carlos Corach, quien sostuvo, en los pasillos
de la Quinta Conferencia Internacional de Ministros y Parlamentarios Judíos, que se celebró en
Jerusalén durante la primera semana de 1998, que las autoridades israelíes, incluidas las de
inteligencia "…no tienen ninguna información distinta ni mejor que la nuestra" (Clarín, Buenos Aires, 6
de enero de 1998).
Las tensiones no sólo se incrementan entre la comunidad judía residente en la Argentina y la sociedad
nacional que la alberga; dividen asimismo a la propia comunidad judía, cuyos dirigentes, de línea
"moderada", no logran la adhesión de las bases, que parecen responder al modelo
mesiánico/fundamentalista. Es evidente que el gobierno de Israel no aportó ni aportará datos sobre los
atentados de Buenos Aires: en su seno se conocen perfectamente sus orígenes, sus motivaciones y sus
actores. La política es, precisamente, no aportar datos, y mantener la ficción, ante el mundo, de la
"unidad del pueblo judío". Ver Capítulos 2 y 3.
15.- Un tal Perry, o Pery, "ex miembro del Shin Beth" aparece en la prensa occidental en enero de
1998, pero ahora como figura preeminente de la delincuencia internacional. Había sido contratado por
un grupo de armadores griegos para provocar el hundimiento de varios buques. Los atentados debían
aparecer como accidentes. El descubrimiento del complot lo hizo la aseguradora inglesa Lloyd’s, la
decana de las aseguradoras navales del mundo. Los griegos conocían a Perry, o Pery, desde que éste
administraba una empresa de "seguridad" en Atenas. El hundimiento "accidental" de los buques,
organizado por Perry o Pery, debía ser realizado por el coronel Kuperman, otro ex miembro de Shin
Behth, quien en los años 80 adiestró a la policía vasca. El coronel Kuperman había encargado los
explosivos a la firma israelí ASH. El "negocio" iba a proporcionar a los delincuentes griegos e israelíes
unos 40 millones de dólares, en concepto de pagos de seguros, que debía desembolsar la Lloyd’s.
(Fuente: El Mundo, Madrid, 13 de enero de 1998, p. 19). Desconozco, al día de hoy, si el tal Perry o
Pery es el mismo personaje que en su momento había conducido el Shin Beth.
16.- Son muy conocidos en Israel los conceptos que hace unos años expresó el profesor Leibovitz: "El
Shin Beth es una organización que posee un Estado… Los habitantes de Israel se dividen en dos
categorías: los que son informadores del Shin Beth, y los que todavía no son informadores del Shin
Beth".
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