La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 340

La Falsificación de la Realidad por lo contrario, tendremos que vivir como esclavos anónimos de un modelo económico, cultural y religioso único, aplicado a todos por igual en cada punto del planeta. Es por ello que el conflicto en el Mediterráneo oriental y el Asia central tiene en estos momentos dimensiones de las que careció en su inicio. Y la más importante de ellas es la dimensión religiosa. Ya sabemos que no podemos seguir hablando de los judíos como simples "sionistas". Ellos ya se han identificado ante el mundo como miembros de un grupo mesiánico dominador a escala global, y como propietarios exclusivos de una "teología revelada" a la que sólo tienen acceso los "elegidos". El llamado mundo occidental está siendo impulsado a involucrarse en el conflicto del Oriente Medio a partir de motivaciones religiosas, a partir de la falsa imagen de que este mundo - Occidente- es un mundo judeo-cristiano. Cuando en rigor de verdad no existe nada más opuesto al judaísmo que el cristianismo. En estas últimas Navidades de 1997 el Papa Romano dio un nuevo paso en la dirección de subordinar a la Iglesia Católica a la hegemonía teológica del judaísmo mesiánico y apocalíptico: "Israel, el pueblo elegido de Dios del Antiguo Testamento, fue elegido para traer al mundo al Mesías, el Salvador y redentor de toda la humanidad". Son millones las personas en Occidente que ven con creciente preocupación cómo el catolicismo institucional se subordina progresivamente a la confluencia judío-evangélica (protestante), que es la id eología imperial de la potencia hegemónica. Hasta ahora en Europa y en Hispanoamérica se ha subestimado al mundo católico no institucionalizado, o se ha presupuesto, según las orientaciones ideológicas de la posmodernidad, que el mismo forma parte automática de lo que el Iluminismo llamó "reacción". Sin embargo, el católico no institucional es un "revolucionario natural", porque su conciencia es una conciencia desgarrada. Desde esa conciencia desgarrada, desde ese mundo pre-revolucionario puede surgir ahora una cultura resistente en Occidente, ante esta victoria provisional del neoliberalismo. La Teología y la Profecía católica original visionaron la nueva forma que hoy adopta, provisionalmente, la historia: su forma homogénea universal. Es el tiempo del Anticristo: "El Anticristo usurpará simplemente este ideal de unidad del género humano en la institución perversa del Imperio Universal". En el capítulo 5 de este libro hemos visto cómo sobre la falsa imagen de la Historia Negra de España se edifica la apoyatura de un Mito Destructor cinco siglos después. Estamos pues no ante la historia, sino ante una teología de la historia. Las imágenes ocupan el lugar de los procesos reales, y la ciencia es reemplazada por la mitología. 340