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La Falsificación de la Realidad
Nunca como hoy, a partir del crecimiento de distintas modalidades del
fundamentalismo judío, es tan cierto el concepto expresado por Gershom
Scholem, durante la etapa fundacional del Estado Judío: "El ideal sionista es
una cosa, y el ideal metafísico, otra; y los dos no se tocan, excepto en la
fraseología pomposa de las grandes asambleas, que a menudo infunden en
nuestra juventud el espíritu de un nuevo shabbetaísmo que necesariamente
fracasará".
Apreciar en su debida importancia esta dicotomía profunda entre sionismo y
religiosidad es una actitud de trascendental importancia no sólo para
comprender los fenómenos contemporáneos que afectan al Estado de Israel,
sino además para saber diferenciar la etapa original del terrorismo (sionista)
secular con la actual, infinitamente más sangrienta, del terrorismo judío
antisecular, o "sagrado".
Si algo demuestra la etapa del terrorimo judío secular es el hecho,
históricamente comprobado, de que fueron tan importantes las confrontaciones
militares contra ingleses y árabes como los combates, crímenes y delaciones
que eclosionaron entre los distintos grupos armados judíos: la Haganá , por un
lado, y las distintas bandas del Irgún , por el otro. Durante la "guerra de la
independencia" muchos judíos mueren por la acción consciente y premeditada
de otros judíos, en forma paralela al desarrollo de acciones militares de los
grupos judíos (del Irgún, en especial) contra los enemigos no judíos, que
llegaron a asumir formas realmente sanguinarias.
Respecto de los conflictos internos judíos de la época secular se suele recordar
los sucesos del 6 de noviembre de 1944, día en que la llamada "banda Stern"
asesinó a Lord Moyne, ministro británico para asuntos del Medio Oriente. La
encargada de represaliar ese asesinato -con el apoyo político del propio Ben
Gurión- fue la Haganá (que más tarde se convertiría en el núcleo de las Fuerzas
de Defensa del Estado Judío, Tsahal). La Haganá desencadenó de inmediato
una campaña de terror tanto contra el grupo Stern como contra el Irgún.
Capturó, retuvo en cárceles clandestinas e hizo "desaparecer" a muchos de sus
militantes. Pero realizó un acto aún mucho más grave: entregó al servicio de
inteligencia británico los nombres de 700 combatientes y otros militantes del
Irgún. Se calcula que hasta 1.000 personas fueron detenidas y muchas de ellas
ejecutadas gracias a esta delación del sionismo oficial. Estos sucesos fueron
relatados por el propio Beguin en su famoso libro Rebelión en Tierra Santa, que
por cierto es de "lectura obligatoria" para todos aquellos que quieran entender
en profundidad las contradicciones inherentes a la formación del Estado de
Israel.
Las acciones del Irgún contra los árabes no eran menos perversas. Durante el
invierno de 1947/48 el Irgún, comandado por Menahen Beguin decide realizar
una operación de represalia consistente en destruir la aldea árabe de Deir
Yassin, con el objeto de quebrar la moral de los combatientes palestinos que allí
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