La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 213
Norberto Ceresole
crímenes cometidos por otros Estados o grupos humanos a todo lo largo de la
historia humana, incluyendo la segunda guerra mundial. En ese sentido no
hubo "Holocausto", es decir, un plan ritual de exterminio -por parte del
victimario- y una aceptación (necesidad teológica) de ser exterminados, por
parte de las víctimas.
Posteriormente, la "teoría del Holocausto" se constituyó en el gran elemento
mítico e ideológico justificativo no sólo de la creación del Estado de Israel; sobre
todo propició -muy enfáticamente- la "necesariedad" de los crímenes continuos,
sistemáticos y progresivos cometidos por ese Estado, contra Palestina, Líbano y
el mundo árabe-musulmán en general. Se pretendió fijar en la conciencia
mundial la idea de que el "Holocausto" era superior e irreductible a cualquier
otro sufrimiento o sacrificio humano en la historia. Ello permitió sostener que
"la creación del Estado de Israel era la respuesta de Dios al Holocausto", y que
sus crímenes eran un acto de fidelidad al "gran elector". Al Dios que señala e
identifica a su pueblo.
Ahora ese "Estado Divino", habitado por un "Pueblo Elegido", planea y ejecuta
una guerra de destrucción y de exterminio, un verdadero genocidio contra los
pueblos musulmanes (en principio, árabes y persa), siempre protegido por el
escudo ideológico del "mito de los seis millones".
Esa guerra de exterminio, en la escala regional, implicará, en primer lugar, al
ejército de Siria, y a los movimientos políticos y militares de resistencia nacional
como Hezbollah (Líbano) (11). El objetivo de los mandos fundamentalistas del
ejército judío -que en ningún momento fueron ajenos a ninguna de las crisis
relacionadas con el llamado "Plan de Paz"- será destruir con la mayor rapidez
posible a las fuerzas de Damasco y, luego de tener las manos libres -en un
tiempo muy corto- arrasar - utilizando armas nucleares, si fuese necesario- a la
República Islámica de Irán. Los territorios bíblicos del Eretz Israel estarían así
disponibles para el "pueblo elegido".
El nacional-judaísmo o hiperjudaísmo es, en verdad, una combinación
sanguinaria entre mesianismo religioso pos-sionista, militarismo de alta
tecnología y capitalismo globalizante. La realización plena y efectiva de cada uno
de los elementos de ese trípode pasa inexorablemente por el desarrollo de una
guerra ya iniciada cuyas líneas principales podrían ser las señaladas
anteriormente. En estos días estamos viendo, en Palestina, algunos aspectos
preliminares de esa guerra. Algunos ensayos en pequeña escala, como lo son
asimismo los bombardeos cotidianos al Líbano.
Que exista ese plan mesiánico-militar orientado a crear una gran zona de
globalidad capitalista en lo que hoy es uno de los grandes "agujeros negros" (12)
de la política mundial (grandes "vacíos" que desestabilizan la concepción
globalista del "Nuevo Orden Mundial"); que exista ese Plan no quiere decir que
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