La Falsificación de la Realidad La Falsificación de la Realidad | Page 110

La Falsificación de la Realidad A partir de acusaciones ideológicas a los servicios de seguridad y de inteligencia argentinos –a los que esa misma dirigencia tantas veces utilizó en su provecho en épocas de la doble guerra, fría (exterior) y sucia (interior)- tratan de consolidar la sospecha sobre la existencia de "grupos locales de apoyo". Obviamente, ello tiene por objeto denunciar y perseguir a los argentinos que intenten resistirse a lo que en verdad es: un complot internacional, una fase de la Estrategia Planetaria destinada, entre otras cosas, a fracturar definitivamente la existencia de nuestra nación demoliendo las bases culturales de nuestro modelo argentino (proyecto nacional). Ello no quiere decir que no existan "grupos locales de apoyo". Estos son mano de obra nativa al servicio de los oficiales israelíes de inteligencia instalados en el país, a los que el gobierno argentino del señor Menem les dio "carta blanca" para actuar en el territorio nacional. Conflictos internos y confrontaciones globales Contra lo que normalmente creen los ciudadanos "normales" de la República Argentina, ese país siempre procesó sus movimientos internos dentro de los marcos de confrontaciones externas abarcantes y "globalizantes". El peronismo, por ejemplo, fue un fenómeno que no puede desprenderse de los avatares fragmentativos que generó la segunda guerra civil europea. Y como suceso inverso y opuesto, la concepción "contrainsurreccional" que se instala en la Argentina hacia mediados de los años 60, se fundamenta en el supuesto de que los grupos "insurreccionales" no eran sino "unidades de avanzada" del ejército mundial comunista. Llama poderosamente la atención que ninguna organización o persona judía en la Argentina haya recordado, en los últimos tiempos, las estrechas relaciones que mantuvo el Estado de Israel -a través de sus fuerzas armadas y servicios de inteligencia y de seguridad- con la casi totalidad de los gobiernos militares que en Iberoamérica, en décadas anteriores, y al día de hoy, servían y sirven fielmente al interés norteamericano en la región y al de sus respectivas oligarquías internas. Durante largos años Israel, especialmente a través del Shin Beth, no sólo se convirtió en un gran proveedor de armamentos de esos gobiernos, sino en el principal asesor en técnicas contrainsurreccionales de todo tipo, especialmente en técnicas de tortura. En el campo de las ventas de material militar a América Latina, Israel utilizó el concepto de la Realpolitik. Esa relación estaba fundamentada en una admiración profesional ilimitada hacia los militares israelíes, por parte de sus colegas iberoamericanos que defendían al establishment en cada uno de sus países. Esos vínculos afectivos se reforzaban en la existencia de un mutuo entendimiento entre el anticomunismo de los nativos y la posición internacional de Israel como guardiana de la civilización occidental ante los "terroristas" árabes apoyados por 110