LA FALSIFICACIÓN DE LA REALIDAD - NORBERTO CERESOLE La falsificación de la realidad WEB | Page 335
Norberto Ceresole
Israel están todos ubicados en el mundo árabe-musulmán, es decir en la
periferia mediata o inmediata del Estado judío, se hace necesario, para darle
una continuidad lógica al conjunto de este estudio, analizar algunos de los
rasgos sobresalientes de ese espacio geopolítico, partiendo de la percepción que
el propio Estado de Israel mantiene respecto de su entorno geográfico, cultural y
religioso.
Por definición el Estado de Israel es un Estado terrorista, no sólo "hacia
adentro", según hemos visto en la Introducción de este trabajo, sino también
"hacia afuera".
Muchas veces los acontecimientos recientes nos hacen olvidar la historia o los
orígenes del fenómeno que estamos estudiando. Las acciones de terrorismo
emprendidas en los últimos tiempos por el Estado de Israel contra otros
Estados, forman parte en realidad de la naturaleza del Estado judío, y no de
coyunturas más o menos pasajeras.
La lectura de los 8 volúmenes del Diario (2) de Moshe Sharett, uno de los
principales dirigentes fundadores del movimiento sionista, una de las primeras
"palomas" del sionismo, tiene la virtud de darle al fenómeno del terrorismo de
Estado israelí una dimensión histórica de muy largo plazo. A lo largo de toda su
historia el ejército y los servicios de inteligencia del Estado judío han organizado
"operaciones de aniquilación" y acciones terroristas de todo tipo, dentro de casi
todos los países, incluidos los europeos. La soberanía de los "otros" Estados
nunca fue un problema para los agentes secretos del "pueblo elegido".
La extrema importancia que presenta a los ojos de un investigador este Diario
de Moshe Sharett es que se trata de las "memorias secretas" de una "paloma",
que cuando se entera que un grupo de comandos israelíes prepara una acción
punitiva contra Jordania, protesta en voz baja y sin salirse de los estrechos
ámbitos del gabinete ministerial.
En octubre de 1953 un grupo armado israelí asesinó a 66 aldeanos árabes en
Qibya, Jordania. Mientras una parte del grupo comando dinamitaba las casas
habitadas, la otra ametrallaba sus puertas para impedir que sus ocupantes
árabes huyeran. Sharett se encuentra ante el dilema típico de la paloma:
ansioso por condenar la atrocidad, no se decide a acusar de ese acto al
verdadero culpable: el ejército israelí. Escribe en su Diario:
Condené el asunto Qibya, que nos ha expuesto frente a todo el mundo como
una pandilla sanguinaria capaz del asesinato masivo y a la que no le importa
que sus acciones puedan conducir a la guerra... Ben Gurión insistió en excluir
del comunicado oficial toda mención a la responsabilidad del ejército...
Lentamente Sharett va comprendiendo que esos actos de terrorismo basados en
acciones de destrucción sobre los países árabes vecinos, eran en realidad
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