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Norberto Ceresole
la época de los orígenes étnicos de las tribus hebreas; en absoluto existía el grado de evolución religiosa que se verifica seis siglos más tarde. En el siglo XII aC. Moisés habría recibido directamente de manos de Yahvé( Jehová) las " tablas de la Ley ", "... de modo que el yahavismo no habría evolucionado nada de Moisés al judaísmo, entre los siglos XII y IV "( Liverani). La orientación nacionalista y racista del judaísmo revelado en la Biblia Hebrea o Antiguo Testamento, en tanto monoteísmo religioso, hace innecesaria la recurrencia al sionismo como perversión secular muy posterior a la aparición del Libro.
Es evidente que esta posición conlleva gravísimas complicaciones teológicas y políticas. No sólo las Nuevas Escrituras están unidas al Antiguo Testamento( incluso por decisión institucional de una Iglesia Católica progresista y posmoderna, aunque ambos libros hablen de dioses distintos); es muy conocida, además, la preferencia de las diferentes corrientes del protestantismo por la lectura sistemática de la Biblia Hebrea, en detrimento del Nuevo Testamento, considerado por Lutero como el libro católico por excelencia( 34). A los protestantes en general habría que recordarles cuál fue la opinión final de Lutero sobre los judíos( 35). Próxima, por cierto, a la doctrina nacionalsocialista, y totalmente alejada del pensamiento del chiísmo contemporáneo. Los católicos activos saben muy bien sobre los cismas terribles de los próximos tiempos, la mayoría de ellos originarios de una posmodernización apresurada por las exigencias ideológicas del capitalismo.
Un análisis contemporáneo competente no puede deslindar y ubicar en campos distintos al judaísmo y al sionismo. Desde un punto de vista no teológico la posición islámica puede ser aceptable, porque no cambia el hecho de fondo: es el propio actor histórico-social-el judaísmo- quien proclama la sacralidad de Su Libro. Y a partir de Él proyecta-y sobre todo justifica- su accionar sobre su propia comunidad, sobre otras comunidades, y sobre su entorno geográfico cercano o lejano. El Libro se transforma así en el principal componente ideológico de una política( que se sacraliza a sí misma y demoniza a sus oponentes): la que instrumenta el Estado de Israel y todas las ramas de la diáspora judía dispersas por el mundo( occidental).
En sus orígenes, " La fidelidad a un Dios único nacional es la única esperanza de salvación ". " Cuando David y Salomón unificaron la región, la fundación del templo de Yahvé en Jerusalén, como edificio anejo del palacio real, conllevó la elección de una divinidad como centro del panteón oficial del reino y como divinidad dinástica. El Dios elegido, Yahveh, no debía ser nuevo en la religión. Seguramente se trataba de una de las divinidades mayores y más cualificadas, más vinculado por tanto a un ambiente particular y a un patrimonio mitológico y cultural arraigado "( Mario Liverani, op. cit.). En verdad la experiencia política de David, que convertirá a Israel en una pequeña potencia política, fue muy marginal y hasta ignorada por los grandes Estados de la época. Es la naturaleza de esta decisión política-la necesidad vital de un dios nacional único, epicentro de una buscada unificación demográfica y geográfica-lo que se convierte en el