LA FALSIFICACIÓN DE LA REALIDAD - NORBERTO CERESOLE La falsificación de la realidad WEB | Page 117

Norberto Ceresole
animaron a los " ingenieros sociales " de los años 60 y 80 del siglo XIX, sino sobre todo por la solidez que había adquirido el modelo con el correr del tiempo.
Las dos decisiones fundadoras del modelo argentino fueron la Ley 1420 de educación y la " Ley Ricchieri ", de servicio militar obligatorio. Resultaron ser dos grandes impulsos integrativos orientados a fundir un nuevo perfil racial y cultural-es decir, un nuevo " modelo nacional " hasta ese entonces inexistente en el mundo-, dentro de un vasto y magnífico espacio geográfico a conquistar. Sin embargo, esas dos leyes, en especial la primera de ellas, estaban construidas dentro de la dicotomía " civilización versus barbarie ", lo que significó que un segmento importante, tal vez mayoritario, quedó excluido del proceso " civilizador ".
Pero, como ya hemos dicho, el movimiento social y nacional integrador más fuerte sobrevino a mediados de los años 40 de este siglo. El hombre de la tierra fue el principal segmento demográfico incluido dentro del proyecto. En el comienzo del peronismo es cuando se produce la fusión étnica y cultural más intensa y extensa que, tal vez, haya registrado jamás sociedad alguna: el poderoso movimiento inmigratorio anterior se asimila, con excepciones menores, a las grandes migraciones internas impulsadas por la industrialización. Sólo a partir de ese momento queda conformado un nuevo país llamado Argentina.
El peronismo fue un gran movimiento inclusivo, es decir, fundacional: en lo social, en lo económico, en lo étnico, en lo territorial y en lo cultural. La inclusión socioeconómica posibilitó la convivencia pero no la total asimilación entre las dos grandes franjas demográficas y culturales que hasta ese momento estaban " juntas " pero no integradas dentro de un territorio aún no dominado.
Que la asimilación no fue total quedó demostrado en 1955. Es a partir de la violencia antiperonista cuando el primer intento de exclusión económica y cultural se manifiesta con toda nitidez. El desprecio contra el " cabecita negra " se fundamentó en el antiperonismo, que fue un movimiento " blanco ", basado en una inmigración no integrada y en una cultura de valores " universales ". Dentro de este contexto, derechas e izquierdas surgen como fenómenos exógenos al modelo argentino. Surgen como fenómenos culturalmente fragmentadores y casi nunca-y hoy menos que nunca- se constituyeron en el sostén de procesos nacionales integrativos.
Pero la visión integradora( dentro de los límites " civilizatorios ") de los " ingenieros sociales " del siglo XIX y, luego, el proceso de fusión integral que se verifica en la década del 45 al 55 conforman una sólida defensa: ambas situaciones habían sido lo suficientemente poderosas y legítimas como para resistir a la fragmentación y a la exclusión posterior.
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