LA EUTANASIA G606 revista final -1 | Page 53

Bajo esta institución todo lo conservar demás. perspectiva, toda persona, o gobierno deben hacer posible para ayudar a la vida propia y la de los Sobre esto, el SIAME señaló que en la actualidad se considera que la persona ha muerto cuando se le declara muerte cerebral, daño que es totalmente irreversible. Cuando esto ocurre, aunque los órganos del cuerpo se conserven funcionando, se considera que la persona ha muerto. Se recomienda y asegura que es totalmente apropiada la donación de órganos que aún se conserven funcionando para así ayudar a que otros sigan viviendo. Sin embargo, mientras el cerebro siga funcionando se considera que la persona se mantiene viva, aunque haya perdido motricidad (movimiento), sensibilidad, conciencia (aparentemente), y capacidad de comunicación. En cuanto esto, la iglesia pide que se haga lo posible y todo el esfuerzo para ayudar a que la persona pueda seguir manteniéndose con vida. Por otra parte, el SIAME aseguró que actualmente influye en las decisiones de conservar o quitar la vida, el tema del dolor y el sufrimiento, ya que parece que con ellos no vale la pena vivir, esto refleja el pensamiento de una sociedad en la que solo es bien visto el confort y el placer. En este sentido, la Sagrada Escritura y la Iglesia señalan que “el dolor y el sufrimiento son parte de la vida misma y pueden tener un sentido redentor”. El informativo destacó que si la ciencia determina que una persona está viva y siendo tratada medicamente, se deja de suministrarle la ayuda necesaria para que continúe viviendo, en el fondo se está cometiendo el delito de asesinato, aunque lo disfrace de ‘no se está matando, sino dejando morir a la persona’. Esto resulta un acto totalmente inmoral y ciertamente contradictorio a lo que Las sagradas escrituras y la iglesia tienen determinado como un ciclo de vida. Para finalizar, y acercándonos a el Sacerdote Fernando Palacios, de la Iglesia de “San Juanico”, nos comentó lo siguiente; “Los seres humanos somos mortales, por lo tanto, la muerte forma parte de la vida y la Iglesia es muy sabia cuando dice que no hay que adelantar la muerte. Hay que reconocer que existe un tiempo para nacer y uno para morir. Cuando una persona está gravemente enferma, si no se puede curar, tenemos que aliviarle y si no se puede aliviar, debemos consolarle. Nunca hay que dejarla sola. Lo más importante es reconocer que la muerte forma parte de la vida, pero hacer una “acción obsesiva” por quitarla no”.