La joven tenía 29 años cuando se enteró
que padecía cáncer terminal. Según le
informaron los médicos, le quedarían
algunos meses de vida y la enfermedad
le causaría un dolor prolongado.
Ante la contundente noticia, Brittany
decidió llevar a cabo un suicidio
asistido.
En los Estados Unidos, su lugar de
orígen, apenas cinco estados avalan el
derecho a una muerte digna, es por eso
que se trasladó de Oakland (California),
junto con su familia al vecino estado de
Oregón, donde sí está permitida en esta
práctica.
Antes de morir, la joven dejó en claro
cuál era el legado: "Hay que cambiar
esta política sanitaria y que esté
disponible para todos". Sólo Oregón, el
estado de Washington, Montana, Nuevo
México y Vermont permiten esta
práctica en los Estados Unidos.