La Euforia, Dionysos y el Crucificado Revista Innombrable - Aquí y Ahora | Page 27

que derramo en silencio

por verme aun aquí,

aburriéndote con mis lamentaciones.

Egoístas compasiones

de este insignificante soplo de vida que porto.

Desatadura

Acompañantes del soy,

deseo abandonarlos.

Quiero ser nada

¡¿Puedo permitirme sólo esto?!

¿Por qué me obligan a rendir cuentas?

Siendo nada podré serlo todo,

romperé las ataduras que me arrastran tras ser alguien

y extasiaré mi ser en la innecesidad de determinarlo.

LOHENGRIN

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“Desafío la perfección, la simetría de lo absoluto,

vio el reino del rebelde de las virtudes inversas….”

La dama verde

En esa media noche, se abrían los cielos purpúreos y brillantes,

ascendían ondulaciones energéticas de una dama verde,

espesa y ardiente.

La dama deseosa, habitaba en la entrada,

quería invadirme con cada centímetro y poro de su cuerpo,

amarme hasta la locura.

De su vientre emergía un paraje etéreo

una travesía interminable:

¡Caímos estallamos, nos liberamos de la materia!

¡Caímos estallamos, la mortalidad no era nuestra dueña!

¡Soplaba el fuego, éramos divinos!

¡Caímos, despertamos, volvimos a ese cuerpo y a esa muerte!

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