En tercer lugar, cobra importancia el hábito del cepillado dental. Cepillarse los dientes elimina la placa bacteriana y los residuos alimenticios que se depositan sobre los dientes y los tejidos blandos. El hábito debe iniciarse coincidiendo con la erupción de los dientes pero, durante los primeros meses de vida, los padres deben encargarse de higienizar la boca de su hijo mediante gasas. La supervisión de la higiene oral por parte de los padres suele ser necesaria hasta los 10 años de edad. Los cepillos dentales deben ser adecuados a cada edad y renovados cada 3 meses aproximadamente.
El primer y más importante pilar de la prevención y su puesta en práctica en el niño corresponde a los padres, educadores, dentistas y profesionales de la salud. Lo ideal es aconsejar a los padres antes de que su hijo nazca. Cuando se establece una educación sanitaria del niño antes de la adolescencia, se consiguen mejores resultados en prevención. No solo es importante informar al paciente, sino también motivar para que mantenga los hábitos necesarios.
En segundo lugar, una buena actuación sobre la dieta del infante previene la cariogenicidad. Es importante mantener una dieta equilibrada y reducir tanto el consumo de azúcar como la ingesta de refrescos que contengan esta sustancia.
MÉTODOS DE PREVENCI-ÓN
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La colocación de selladores en fosas y fisuras de molares junto con la utilización de fluoruros son actualmente las técnicas más eficaces de las que se dispone para la prevención de la caries dental