Francisco Martínez de Castrillo y el primer libro de dentistería
Nacido en Oviedo, según señala don Fabián Rodríguez y García, agustino y cura párroco de Boljoón, provincia de Cebú en las Islas Filipinas, en su libro titulado Galería de Asturianos Ilustres y Distinguidos de 1893. Médico y cirujano en su juventud, más tarde soldado capitán de infantería y por último sacerdote ejemplar y virtuoso. Publicó en 1557 en Valladolid y más tarde en 1570, en Madrid el Coloquio breve y compendioso sobre la maravillosa obra de la boca y materia de la dentadura, donde vierte los conocimientos de la época, y sus propias ideas al respecto, en forma de diálogo entre varios contertulios.
Una de las cuatro pasiones, que, según su clasificación patogénica, contribuían a destruir la dentadura, era la toba( sarro), y a restañar sus consecuencias dedica gran parte de su libro. Etiológicamente, decía Martínez, se formaba « a base de restos de la comida de los manjares que quedan entre los dientes, donde se pudren y atraen el humor viscoso de la cabeza y otras partes, tales como el pecho, estómago o boca ». Hace la más certera y clásica descripción de la letalidad tártrica sobre las piezas dentarias, aseverando, « porque es la condición del ruin huésped, apoderarse poco a poco de la posada y echar al dueño de ella ».
Martínez contradice todas la supersticiones sobre el arrancamiento de la toba y sobre los instrumentos más adecuados para ello, implantadas en las creencias populares, y así aconseja los mondadientes de tea y lentisco para quitar la sustancia blanda, y el hierro, la plata o el oro, para las concreciones más duras. Aún más brillante se muestra en el capítulo de la profilaxis. Trescientos años antes de que fuera puesta en circulación la teoría ácida de la caries, Martínez señala el peligro del azúcar para la dentadura, aunque lo explica dentro de los cánones humorales. El azúcar, dice, « forma humores en el hígado que luego suben a la boca, y por ser pegajosos se adhieren a los dientes, impidiendoles desahogarse de sus sustancias de deshecho ». No pretende eliminar el dulce de la dieta, sino que se tomen las precauciones para eliminar los restos de azúcar pegados a los dientes, precepto moderado, moderno y válido. Estas ideas, conocimientos y prescripciones sobre higiene bucal de nuestro máximo autor renacentista, nos dejan el asombro que todos los genios provocan al releer sus obras: el
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