Estudiar el origen de los primeros actos considerados
comerciales, nos permite suponer que estos actos
surgen en el momento en el que el ser humano
comprendió que no se disponía de todos los bienes
necesarios y reconoció al relacionarse con su grupo, y
otros cercanos que disponía de bienes con utilidad
para otras personas, que podía intercambiar.
A partir de estas ideas básicas, se inició el proceso de la
evolución de la forma en que se producen y consumen
los bienes y servicios que nos llevó hasta la economía
globalizada de nuestro tiempo.
Quienes decidimos manifestar interés en la economía, reconocemos la
forma en que resolvemos nuestros problemas y carencias.
Cada uno de nosotros aplica y utiliza la economía en la experiencia diaria,
sin teoría ni leyes, no tenemos que saber ni pensar en ella. No hace falta
estar conscientes de justificar nuestros actos bajo razonamientos de causas
y efectos; solo tomamos decisiones personales impulsados por nuestras
carencias
Estas decisiones a su vez generan nuevas
condiciones de carencias, y al resolverlas
nuevamente se generan otras.
Al elegir para nuestra vida diaria, cuando
tomamos decisiones simples, cotidianas, o
complejas y elaboradas, con cada una de
estas y sus acciones consecuentes, iniciamos
una cadena de respuestas dirigidas a
atenderla, y a su vez generamos nuestros
resultados.
Por ejemplo buscamos conseguir un bien para
satisfacer nuestra necesidad.
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