La contradicción original TEASER | Page 12

12 Joaquín Huércanos
manda un subliminal mensaje positivo no necesariamente optimista. El análisis, a su vez, nos está dejando percibir que los valores que impulsan el desarrollo humano se encuentran justo en la orilla contraria de los hechos descritos. El autor no ha pretendido mostrárnosla, pero el lector lo deduce de inmediato. El autor habla de déficits; los valores los da por supuesto, pues forman parte esencial del ser humano conocedor del bien y del mal con el instrumento de su conciencia. Es esta la visión positiva: el mal no es consustancial, el bien es una conquista posible.
Estamos lejos de la predicación edulcorada del moralismo. El recordatorio de que los valores morales son efectivos en la vida pública no es moralina alguna; conviene hacerlo a menudo. En particular, en culturas como la nuestra en las que la omnipresente influencia religiosa que actuaba como directriz inequívoca no ha sido sustituida, con nueva intensidad, por principios y valores cívicos de impulso a la convivencia y solidaridad. Es necesario recuperar la conciencia consciente −conciencia moral, escribe el autor−, la que siente la responsabilidad, analiza y desdeña la banalización, e ignora lo anecdótico, lo efímero, lo limitador del ser humano.
Dice también Adela Cortina que la ética es rentable. La ética sirve para abaratar costes y crear riqueza, pero no solo en dinero, sino sobre todo en sufrimiento. Se dan relaciones de confianza, relaciones de construcción común.
Esta aseveración enlaza con el sentido común con el que confirmamos que el bien no produce desaguisados sino coherencia, cooperación y siempre elige el bien común; es decir, está vinculado al progreso. El sentido común, además, nos muestra que las crisis políticas o económicas no resultan solo de la torpeza de los dirigentes o del desafortunado hado de la economía. La falta de ética, entendida como ausencia de