LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 202

superficie, Alguna obra, dijo Cipriano Algor, Sí, se comenta que van a ser instalados nuevos almacenes frigoríficos y algo más posiblemente, quizá más aparcamientos, aquí nunca se acaban las obras, el Centro crece todos los días, incluso cuando no se nota, si no es hacia los lados, es hacia arriba, si no es hacia arriba, es hacia abajo, Supongo que dentro de poco, cuando comience todo a funcionar, no se sentirá el ruido de las excavadoras, dijo Marta, Con la música, los anuncios de los artículos por los altavoces, el barullo de las conversaciones de la gente, las escaleras mecánicas subiendo y bajando sin parar, será como si no existiese. Habían llegado a la puerta. Marcial dijo que telefonearía en cuanto hubiese novedades, que entre tanto convendría ir adelantando lo necesario para la mudanza, eligiendo sólo lo que fuera estrictamente indispensable, Ahora que ya conocen el espacio de que disponemos, deben de haberse dado cuenta de que el lugar no sobra. Estaban en la acera, iban a despedirse, pero Marta todavía dijo, En realidad, es como si no hubiese mudanza, la casa de la alfarería sigue siendo nuestra, lo que podemos traer de allí es lo mismo que nada, lo que está sucediendo es algo así como desnudarnos de una ropa para vestir otra, una especie de carnaval de máscaras, Sí, observó el padre, aparentemente es así, aunque, al contrario de lo que se suele creer y sin pensar se afirma, el hábito hace al monje, la persona también está hecha por la ropa que lleva, podrá no notarse inmediatamente, pero es sólo cuestión de dar tiempo al tiempo. Adiós, adiós, dijo Marcial, a la vez que se despedía de la mujer con un beso, tienen todo el camino para filosofar, aprovechen. Marta y el padre se dirigieron hacia donde habían dejado la furgoneta. En la fachada del Centro, sobre sus cabezas, un nuevo y gigantesco cartel proclamaba, VENDERÍAMOS TODO CUANTO USTED NECESITARA SI NO PREFIRIÉSEMOS QUE USTED NECESITASE LO QUE TENEMOS PARA VENDERLE. 202