LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 198

visión no constituía novedad para ninguno de los tres, pero hay una gran diferencia entre mirar por mirar, y mirar al mismo tiempo que alguien nos está diciendo, Dos ventanas de ésas son nuestras, Sólo dos, preguntó Marta, No nos podemos quejar, hay apartamentos que sólo tienen una, dijo Marcial, eso sin hablar de los que las tienen hacia el interior, Al interior de qué, Al interior del Centro, claro, Quieres decir que hay apartamentos cuyas ventanas dan al interior del propio Centro, Que sepas que hay muchas personas que los prefieren, creen que esa vista es infinitamente más agradable, variada y divertida, mientras que de este lado son siempre los mismos tejados y el mismo cielo, De todos modos, quien viva en esos apartamentos sólo verá el piso del Centro que coincida con la altura en que vive, señaló Cipriano Algor, sin mucho interés real pero no queriendo parecer que se había retirado ostensiblemente de la conversación, La medida de las plantas comerciales es alta, los espacios son desahogados y amplios, lo que oigo decir es que las personas no se cansan del espectáculo, sobre todo las de más edad, Nunca me he dado cuenta de la existencia de esas ventanas, se precipitó Marta para evitar el previsible comentario del padre sobre las distracciones que más convienen a los viejos, Están disimuladas por la pintura, dijo Marcial. Caminaban a lo largo de la fachada donde se encontraba la entrada reservada al personal de Seguridad, Cipriano Algor andaba dos reluctantes pasos por detrás, como si estuviese siendo conducido por un hilo invisible. Estoy nerviosa, dijo Marta bajito para que el padre no se enterara, Después de estar aquí todo será fácil, ya verás, es cuestión de habituarse, respondió Marcial también en voz baja. Un poco más adelante, ya natural, Marta preguntó, En qué piso está el apartamento, En el treinta y cuatro, Tan alto, Todavía hay catorce pisos encima del nuestro, Un pájaro en una jaula colgada en la ventana podría imaginar que está en libertad, Estas ventanas no se pueden abrir, Por qué, Por el aire acondicionado, Evidentemente. Habían llegado a la puerta. Marcial entró delante, dio los buenos días a los vigilantes de servicio, dijo de paso, Mi mujer, mi suegro, y abrió la antepuerta que daba acceso al interior. Entraron en un ascensor, Vamos a recoger la llave, dijo Marcial. Salieron en el segundo piso, recorrieron un pasillo largo y estrecho, de paredes grises, con puertas espaciadas a un lado y a otro. Marcial abrió una de ellas. Esta es mi sección, dijo. Dio los buenos días a los colegas de trabajo, presentó nuevamente, Mi mujer, mi suegro, después añadió, Vamos a ver el apartamento. Se dirigió a un armario donde estaba escrito su nombre, lo abrió, tomó un manojo de llaves y dijo a Marta, Son éstas. Entraron en otro ascensor. Tiene dos velocidades, explicó Marcial, comenzaremos por la lenta. Pulsó el 198