LA CASA DE LAS DOS PALMAS la casa de las dos palmas | Page 9
Es amigo de Miguel Angel Asturias, visita las ruinas de Petén en compañía de Paul Rivet y Henri
Lehmann , el arqueólogo, quienes reviven con sus observaciones los ritos antiguos y sangrientos. Sus
corresponsalías para el periódico “El Espectador”, fechadas de 1954, originarias de Guatemala, muestran el
interés que se concretaría en investigación apoyada por las lecturas de textos antiguos. El texto “Oraciones
del maíz” analiza las costumbres de los antiguos Mayas y Quichés, sus culturas, la religiosidad que exigía el
sacrificio humano, su conversión y la extraña mezcla de cultos, ya que nunca desapareció la primera
creencia. Cita la crucifixión real – ahora prohibida - del hombre que representa a Jesús, las oraciones cuando
el indio inicia una fase de su vida, el génesis y la formación de la primera madre y padre de maíz amarillo, los
rituales de la siembra, las palabras pronunciadas en quechua, plegaria que “encierra todo el sentimiento de
una raza, todo el grandioso misticismo panteísta del indio aferrado a la huerta y a la milpa carne de su
carne”. Nos transmite una oración escuchada en una iglesia: “Que el ladino no la codicie [la cosecha] y que
el tecuazín y el mapache no la vean ni la huelan mientras florezca el elote; que el maldito cuatrojos no riegue
sobre mis tierras semilla de xiloj y que los granos de la mazorca sean apretados y limpios como dientes de
mujer nueva... si todo sale bien, me comprometo formalmente a llevar una gallina ponedora para el señor
cura, y una candela serenada tres noches para vos, como madre que sos de mi pueblo y de mi gente.” Y
sigue la oración entre amenazas y promesas. Alude a la protección de los santos y que “alejen con el viento
el chapulín, que come sin haber trabajado nunca.” El maíz es un don de los dioses y “ha servido de puente
de unión entre el hombre y el infinito, entre la tierra y los dioses del panteón indio.” Carlos Wyld Ospina,
Leonhard Schultze Jena, Fray Bernardino de Sahagún, Carlos Samayoa Chinchilla, Fray Diego de Landa,
Mariano Picón Salas, fueron sus lecturas de apoyo para este artículo. Otro de la misma fecha “Profecías
indígenas”, muestra el estado de ánimo en que se encontraba el indio, y su reacción frente al modo de vivir y
de concebir las cosas que habría de imponérsele. “La caída de una cometa, fuego en el cielo, una voz de
mujer de noche, en el aire, monstruos que desaparecían hablaban de la llegada de los invasores”. Luego
sigue la derrota. “Pero en ese desconcierto abrumador no podía terminar para el indio con su derrota. Aún
ahora, reacio a la nueva cultura y a los nuevos hombres entre los cuales ha de vivir, da la impresión de
escuchar continuamente la voz de que les habló la profecía angustiada:
- “¡ Oh, hijos míos, ya nos perdimos! Oh, hijos míos, a dónde os llevaré”.
En 1970 un manuscrito de cuentos fue enviado al Concurso de la Casa de las Américas. Se titulaba
Los abuelos de cara blanca y contenía entre otros un texto “Que despierten sus sueños”, punto de partida
de una novela que primero tendría ese título, luego tomaría el del manuscrito. Hace parte de ese camino