22 Víctor Sáenz Barrón
cientos veintisiete habitantes del pueblo . A su derecha quedó la larguísima escalera ascendente que deberían haber tomado si hubiesen pretendido volver a sus respectivos hogares . Finalmente , se plantaron delante del puentecillo . Al otro lado estaba la gran torre y , delante de ella , la separación entre las pequeñas viviendas de la ribera y los amplios campos que llenaban el espacio que había entre las montañas , el río y el bosque . Los ojos ámbar de Lucky brillaron en su rostro negro azabache , mostrando el anhelo interior de aventura . Kato empujó a Sisky con sus impolutas zarpas grises , haciendo que este acabase dentro del paso . Había caído de pie , por supuesto , pero estaba más allá del límite marcado por sus padres . Puso cara de que aquello no le había hecho demasiada gracia .
—¡ Ya está ! Ahora hay que hacerlo , ¿ no ? Al fin y al cabo , tenemos excusa . Tú te caíste más allá del Viejo Camino porque eres muy torpe y nosotros tuvimos que pisar el puente para ayudarte ya que somos unos colegas estupendos . ¿ Qué te parece ?
— No creo que eso sirva para justificar que pasemos la noche fuera . La aldea abandonada está lo suficientemente lejos como para que no regresemos antes del amanecer , y eso si no nos perdemos en el bosque … — señaló Sisky , sin mucha esperanza de que su argumento hiciese cambiar de idea al cabezota grisáceo .
— Ves , tenemos un guía estupendo que conoce el lugar a la perfección . ¿ Qué puede salir mal ? — le dijo Kato a Lucky mientras señalaba al tercero .
Llegaron hasta mitad del puente sin muchos remilgos , pero no se atrevían a avanzar todavía . Comprobaron bien alrededor , movieron las orejas , miraron en todas direcciones y olisquearon por si había algún adulto cerca que pudiese decirles a sus padres qué estaban haciendo . Solo se oía algún ruido procedente de las casas de la ribera este .
—¿ Y si visitamos la torre ? Los mayores dicen que está maldita .