-No estarás pensando que este mensaje realmente proviene de Dios, ¿verdad?
Mack se detuvo y lo miró. Estaba a punto de terminar de empacar de todas maneras.
-Willie, no sé qué pensar de esto. Al principio creí que era una broma, y me enojó y me
revolvió el estómago. Pero tal vez estoy perdiendo la razón. Sé que parece una locura,
pero por algún motivo me siento extrañamente tentado a descubrir de qué se trata.
Tengo que ir, Willie, o esto me volverá loco para siempre.
-¿Has pensado en la posibilidad de que sea el asesino? ¿De que te esté atrayendo de
nuevo por alguna razón?
-Claro que lo he pensado. A una parte de mí no le extrañaría que así fuera. Tengo una
cuenta que ajustar con él -dijo Mack con gravedad e hizo una pausa-. Pero eso tampo-
co tiene mucho sentido. No creo que el asesino hubiera firmado como "Papá" esta no-
ta. Tendría que conocer muy bien a mi familia para haber dado con eso.
Willie se quedó atónito.
Mack continuó:
-Y nadie que nos conozca tan bien enviaría jamás una nota como ésa. Sólo pienso que
Dios... tal vez.
-Pero Dios no hace cosas así. Al menos yo nunca he sabido que le haya mandado una
nota a alguien. No que no pueda hacerlo, pero... tú sabes lo que quiero decir. ¿Y por
qué podría querer Dios que tú volvieras a la cabaña, para empezar? No se me ocurre
peor lugar...
El silencio que flotó entre ellos se hizo cada vez más incómodo.
Mack se recargó en la barra de la cocina y fijó la mirada en el piso antes de hablar.
-No lo sé, Willie. Supongo que una parte de mí querría creer que le intereso tanto a
Dios que hasta me manda una nota. Estoy tan confundido, aun después de tanto tiem-
po. Sencillamente no sé qué pensar, y las cosas no mejoran. Siento que estoy perdien-
do a Kate, y eso me mata. Tal vez lo que le pasó a Missy sea un castigo de Dios por lo
que yo le hice a mi papá. Simplemente no sé.
Alzó la vista para mirar el rostro de la persona que más lo quería, después de Nan.
-Lo único que sé es que debo volver.
Hubo un silencio entre ellos antes de que Willie hablara de nuevo: