LA CABAÑA La Cabana - W. Paul Young | Page 2

Esta historia fue escrita para mis hijos: Chad, la Suave Profundidad Nicholas, el Explorador Tierno Andrew, el Bondadoso Afecto Amy, la Alegre Conocedora Alexandra (Lexi), el Poder Radiante Matthew, la Maravilla Naciente y está dedicada en primer lugar a Kim, mi Amada, gracias por salvar mi vida; y en segundo a "...los perdidos con fe en el reino del Amor. Pongámonos de pie para que brille". Prólogo ¿Quién no sería escéptico cuando un hombre asegura haber pasado un fin de semana entero con Dios, nada menos que en una cabaña? Y luego en esa cabaña... Conozco a Mack desde hace poco más de veinte años, el día en que ambos nos pre- sentamos en casa de un vecino para ayudarle a embalar un campo de heno a fin de acomodar a su par de vacas. Desde entonces andamos juntos, como dicen hoy los muchachos, compartiendo un café, o para mí, un té chai, extra caliente y con soya. Nuestras conversaciones brindan un hondo placer, salpicadas siempre de abundantes risas y, de vez en cuando, de una lágrima o dos. Francamente, entre más envejece- mos, más juntos andamos... si entiendes lo que quiero decir. Su nombre completo es Mackenzie Allen Phillips, aunque la mayoría de la gente le dice Alien. Es una tradición de familia: todos los hombres tienen el mismo nombre propio, pero se les conoce por lo común por su apellido intermedio, para evitar, se supone, la ostentación del i, ii y iii o Júnior y Sénior. Esto también es útil para identificar a los ven- dedores por teléfono, en especial a los que llaman como si fueran tu mejor amigo. Así que él, su abuelo, su padre y ahora su hijo mayor se llaman Mackenzie, pero por lo ge- neral se hace referencia a ellos con su apellido intermedio. Sólo Nan, su esposa, y sus amigos íntimos le decimos Mack (aunque he oído a perfectos desconocidos gritarle: "¡Oye, Mack!, ¿dónde aprendiste a manejar?"). Mack nació en algún lugar del Medio Oeste, chico de granja de una familia irlande- sa-estadounidense comprometida, con las manos encallecidas y las reglas rigurosas. Aunque exteriormente religioso, su muy devoto y estricto padre era un bebedor de clóset, en especial cuando las lluvias no llegaban, o cuando llegaban demasiado pron- to, aunque también, casi siempre, en el periodo entre una y otra cosa. Mack nunca ha- bla mucho de él, pero cuando lo hace, su cara pierde emoción, como ola en retirada, y muestra unos ojos oscuros y sin vida. Por lo poco que me ha contado, sé que su papá